¡Hola a tod@s y muy buena Noche de Reyes!
Sé que en la entrada de Año Nuevo me despedí de vosotr@s hasta el 8 de Enero, pero... ¡no he podido resistirme y aquí me tenéis, en plena madrugada del 6 de Enero escribiendo como una loca! jajaja
Pero es que no podía tener mejores motivos para publicar esta entrada de hoy. Ésta es una noche cargada de tradición -nacional y familiar-, de magia, de deseos por cumplir, de sueños e ilusiones y también de muchos desvelos... porque, ¿quién en su más tierna infancia no se ha desvelado en una noche como ésta intentando descubrir a SS.MM de Oriente colándose por su ventana? ¡¡Yo sí!!
Y entre tantos deseos de cosas buenas, hay otro protagonista que no podía faltar en el Día de Reyes en cualquier casa española. Es dulce, esponjoso, con relleno o sin él, con un aroma de Azahar inconfundible. Seguro que ya adivináis por dónde voy, ¿a que sí? ¡Pues claro, nuestro tan querido Roscón de Reyes! Aaayyyyy ¡qué rico maadreee! jajaja
Pues eso, de Roscón va hoy la cosa, aunque antes de nada, tengo que confesaros algo, éste ha sido el primer año que me he atrevido con él. La verdad es que le tengo un respeto inmenso al tema panadero-repostero. Lo de las levaduras, las fermentaciones, los tiempos y los horneados nunca han sido lo mío. Es más una cuestión de cobardía... jeje... Si si, como os lo cuento, C-O-B-A-R-D-Í-A. Soy una cagoncilla y nunca me he atrevido con este tipo de repostería. Podría haberlo intentado. Pero NO. Me atrevido con otras cosas, hasta con Souffles. Pero con panes, bizcochadas, empanadas y roscos, JAMÁS.
Sin embargo, intentando cumplir con esa otra tradición de primeros de año, en la que uno se hace una lista de objetivos a cumplir en los siguientes 365 días, he hecho propósito de enmienda y me he atrevido ¡¡SÍ!! Porque el mundo es de los valientes y porque yo lo valgo jajajajaj ... y éste fué el resultado...
¡¡MI PRIMER ROSCÓN DE REYES!! ¡¡YEAH!!
¡La verdad es que he tenido suerte y ha salido muy rico! Está en su punto, nada seco y con la miga esponjosa y tiene ese sabor taaaan... ¡de Roscón de Reyes!
Me he pasado los últimos días del año mirando y requetemirando recetas de roscones y todas me parecían bastante complicadas. Uufffff... lo de la pre-masa y la masa madre me estaban trayendo por el camino de la amargura y me estaba temiendo lo peor, un año más sin Roscón de Reyes casero.
Hasta que caí en la cuenta de que no tenía porqué complicarme demasiado en mi primera vez. Podía intentar una receta más sencilla, en la que las fermentaciones y los tiempos tuviesen el mismo protagonismo pero contando con una sola masa y por supuesto, sin relleno. Para mi. eso es fundamental. Nunca me han gustado los rellenos en los Roscones. Creo que es una moda que se ha ido implantando con el paso del tiempo, pero para mi, el verdadero sabor a Día de Reyes, es el del Roscón sin relleno.
Como podéis ver, la decoración me gusta también bastante sencillita. Cerezas confitadas y azúcar humedecido en Agua de Azahar y nada más. Como en todo, ésto es cosa de gustos.
Y ahora, os voy a dejar la receta que ha sido elaborada sacando un poco de aquí y otro poco de allá, aunque como ya dije, el resultado ha sido muy bueno y para l@s que no os queráis complicar, os aseguro que es muy básica y muy sencilla de hacer.
INGREDIENTES:
120 gr. de azúcar.
130 ml. de leche templada.
70 gr. de mantequilla en punto pomada.
2 huevos (yo los usé M).
Ralladura de una naranja y un limón.
Agua de Azahar.
30 gr. de levadura fresca (se puede sustituir por 2 sobres de Levadura de Panadería Royal, pero sólo de Panadería, la clásica para hornear no vale).
460 gr. de harina de fuerza (yo usé la Superior de Trigo con Levadura, Especial Bizcochona, Clásica Sponge Cake Flour, es muy fina y ayuda mucho en la fermentación de la masa).
Una pizca de sal.
Fruta confitada, escarchada, almendra laminada o en trocitos etc, para decorar.
PREPARACIÓN:
Disolver la levadura en la leche templada. Si la usáis en polvo, no hace falta disolverla, se puede mezclar directamente con la harina.
Batir la mantequilla con el azúcar hasta que esté bien integrada.
Añadir los huevos y mezclar bien.
Añadir la leche con la levadura y dos cucharadas de Agua de Azahar (yo utilicé la medida de las cucharas de postre, no la soperas).
Añadimos las ralladuras de la naranja y el limón y las mezclamos bien con la masa.
Tamizamos la harina y la incorporamos a la mezcla. Si decidimos usar la levadura en polvo, la incorporaremos en este momento.
Empezamos a amasar la mezcla con las manos untadas en aceite o en harina y cuando veamos que la masa está firme y lisa, la introducimos en un bol grande previamente engrasado.
Dejamos levar en un sitio cálido y tapada con un paño de algodón, durante 3 horas o hasta que duplique su volumen.
Una vez la masa haya crecido, procedemos a hacerle un agujero en el centro y a darle forma de rosco con las manos. En este paso, podemos introducir en el roscón el haba y la sorpresa.
Una vez hecha, la dejamos levar nuevamente durante 1 hora en un sitio cálido. En esta fermentación, yo introduje el rosco en el horno a 50º, en la bandeja con papel de hornear, en la segunda altura del horno empezando por abajo.
Una vez transcurrido el tiempo, precalentamos el horno a 170º, pintamos nuestro rosco con huevo batido y lo decoramos a nuestro gusto. Podemos humedecer el azúcar en Agua de Azahar o simplemente en agua para que tenga textura grumosa.
Introducimos el rosco en el horno y horneamos aproximadamente 20 minutos. Como siempre, el tiempo varía en función del horno. Si veis que se dora más por un extremo, girar la bandeja en la mitad de la cocción y si se os dorase mucho, cubridlo con papel de aluminio.
Una vez horneado, dejar enfriar fuera del horno 1 ó 2 horas.
¡¡DEGUSTAR!!
¿¿Podéis ver cómo asoma la sorpresa del Roscón??
¡Y hasta aquí, mi primera gran ilusión del Año Nuevo cumplida!
Pero eso sí, como esta primera vez me ha salido bien, me comprometo a intentar otras recetas en años venideros, esta vez con pre-masa, masa madre y todo lo que haga falta... jeje.
Espero que os haya gustado y que un día tan especial como hoy, no falte un buen Roscón de Reyes en vuestras mesas. Y recordad que si os toca el haba... ¡os toca también pagar!
Ahora sí que me despido hasta la vuelta al cole de mi peque, porque estos últimos días de vacaciones hay que aprovecharlos muy pero que muy bien.
Un abrazo grande para tod@s, gracias por estar al otro lado, cuidaos mucho y ¡seguid encendiendo el horno!
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