Pues que me compré un bote grande de leche condensada y claro, hay que gastarlo antes de que empiece a meter la cuchara y acabármelo así, a cucharadas, por lo que voy a preparar unos cuantos postres con ella antes de caer en la tentación. Y tenía unas ganas, ya desde hace tiempo, de hacer unas rosquillas con leche condensada, pero mira que ricas quedan, las he espolvoreado con azúcar glas pero también se puede utilizar azúcar normal, esto ya depende del gusto y de lo que nos apetezca hacer.
Estas rosquillas son muy fáciles de hacer, desde que empiezas a preparar la masa hasta que las tienes fritas, que se fríen en un santiamén, cuando te quieres dar cuenta ya las tienes en el plato y las estás probando, pero vamos que las cantidades que doy son para unas once o doce rosquillas de leche condensada, que puedes hacer mas aumentando las cantidades pero yo suelo hacer así, no muchas, porque sino me las como todas y es que tienen una textura blandita que me encanta y un sabor delicioso.
Rosquillas de leche condensada
Ingredientes
240 g de harina de trigo
250 g de leche condensada
2 cucharadas grandes de aceite de oliva
1 cucharada pequeña de levadura
1 huevo XXL
ralladura de naranja
ralladura de limón
aceite para freír
azúcar para espolvorear
Preparación de las rosquillas de leche condensada:
Primero vamos a poner en un bol la leche condensada y añadimos la ralladura de naranja y de limón. Antes de rallarlo lavamos muy bien la fruta y no es necesario que añadimos la ralladura de toda la pieza, yo he rallado algo mas de la mitad de una naranja y de un limón.
Entonces añadimos el huevo y lo mezclamos con unas varillas manuales. Vamos a poner la harina en un recipiente ya pesada, para saber la que tenemos que utilizar, y la vamos añadiendo poco a poco, mientras la vamos mezclando. Añadimos también la levadura que es levadura química, tipo royal.
Al principio podemos utilizar las varillas o una cuchara de madera hasta que tengamos que utilizar las manos. Añadiremos harina hasta que tengamos una masa que no se pega a las manos y es fácil de trabajar. Si nos sobra un poco de harina no pasa nada, si hiciera falta se podría añadir un poco mas de la cantidad indicada pero ir muy poquito a poco.
Cuando tengamos la masa lista vamos a hacer unas bolas, como del tamaño de las albóndigas. Ahora, para darles forma tenemos dos opciones, una es hacer un agujero en el centro que iremos agrandando mientras le damos forma de anillo. La otra opción es estirar la bola, dándole forma de bastoncillo y luego enrollarlo y unirlo por los extremos.
No hace falta dejarla reposar, las vamos a freír en una sartén con abundante aceite, mejor vegetal como el de girasol, esperamos que se caliente un poco pero no demasiado y las freímos a fuego moderado mas bien bajo porque se hacen enseguida y se nos podrían tostar por fuera y no quedar hechas por dentro.
Cuando estén hechas por un lado les damos la vuelta para que se hagan por el otro, se hacen enseguida. Las podemos hacer mas o menos grandes o un poco mas finas, porque al freír van a crecer, esto ya depende del gusto. Una vez fritas las ponemos en un plato sobre papel de cocina para que absorba el exceso de aceite. Y al enfriar ya las podemos espolvorear con azúcar normal o molida.
A mí me gustan así como si fueran rosquillas de esas mas duritas pero que luego están muy tiernas, también se pueden hacer mas esponjosas simplemente añadiendo un poco mas de levadura, hay que procurar no dejarlas muy gorditas cuando les demos forma porque luego crecerán en la sartén. Tenemos también la tradicional receta de rosquillas de anís de siempre por si las quieres hacer.