Hoy os traigo una receta que tengo hace años y entre unas cosas y otras no le llegaba su momento, hasta ahora. Me dije, de este año no pasa, tengo que probarlas... y aquí están.
Nos han parecido deliciosas. Su masa no es muy dulce, por eso llevan el glaseado que les da el sabor que les falta.
Ingredientes:
3 huevos medianos
50 gr de azúcar
15 ml de anís
60 ml de aceite de oliva
250 gr de harina de repostería
una pizca de sal
1 cucharadita de levadura Royal
2 claras
200 gr de azúcar glas
un chorrito de anís
Preparación:
Batimos los huevos con el azúcar y la sal, hasta que blanqueen. Añadimos el anís y el aceite, seguimos batiendo hasta que se integren bien a la mezcla.
Tamizamos la harina junto con la levadura, la agregamos a nuestra mezcla y removemos con la espátula hasta que quede una masa homogénea. Dejamos reposar 30 minutos en la nevera.
Mojamos nuestras manos en aceite, porque es una masa que se pega mucho y no debemos añadirles más harina porque quedarían duras. Formamos las rosquillas y las colocamos en la bandeja de horno forrada con papel para hornear.
Como la masa se me pegaba mucho, opte por intentar hacer bolitas y darles forma una vez colocadas en la bandeja encima del papel, las aplasté y les hice el agujero, siempre con las manos aceitadas.
Hornear en el horno precalentado a 165ºC unos 20 minutos (no deben quedar tostadas, así que empiezan a coger color ya están listas). Dejar enfriar sobre una rejilla.
Batimos las claras a punto de nieve, le agregamos el anís y el azúcar glas, batimos y pintamos las rosquillas con este glaseado. Las dejamos secar encima de una rejilla y repetimos el pintado otra vez. Dejamos secar y listo.