Así, como quien no quiere la cosa se acerca la Semana Santa. Parece que fue ayer cuando estábamos celebrando el carnaval y ya estamos de nuevo en una fiesta o celebración diferente. Y como buena festividad que se precie, le corresponden sus consabidos postres y dulces.
La receta de hoy, las rosquillas, son un dulce propio de esas fechas de Semana Santa. En buena parte de España son típicos estos bocados dulces aunque con multitud de variantes, las de candil, más esponjosas, las rosquillas tontas y las listas propias de la comunidad de Madrid, las de Santa Clara, bañadas en clara de huevo y merengue seco, las rosquillas de baño, propias de Castilla León, las ciegas que no llevan agujero. Como veis un montón de variantes para este postre que se basa en una masa a la que se le da la forma característica y se fríe en abundante aceite.
La verdad es que no teníamos en casa una receta propia ni ancestral de prepararlas, aún siendo en Galicia un postre típico de todo tipo de romerías y eventos familiares. No fue hasta que probé las de Sita, cuando decidí que esta era la receta de las rosquillas. De sabor increíble, textura entre crujiente y mantecosa, súper olorosas y con un glaseado perfecto, estas rosquillas son desde ese momento mis preferidas. ¿A ver qué os parecen a vosotros?
RACIONES: 20 ud.
DIFICULTAD: baja
TIEMPO: 30 minutos + 1 hora de reposo
ROSQUILLAS:
2 HUEVOS
335 gr. HARINA
5 gr. LEVADURA QUÍMICA
90 gr. MANTEQUILLA
80 gr. AZÚCAR
40 ml. ANÍS
200 gr. AZÚCAR (glaseado)
50 ml. agua (glaseado)
1/2 cdita. EXTRACTO DE VAINILLA (glaseado)
ACEITE SUAVE PARA FREÍR1.- Derretimos la mantequilla en el micro o en un cazo y dejamos templar.
2.- En un bol mezclamos todos los ingredientes excepto los que utilizaremos para el glaseado. Inicialmente mezclamos bien con un tenedor y después con las manos amasamos ligeramente, durante 2 minutos, le necesario para integrar perfectamente todos los ingredientes.
3.- Dejamos reposar la masa durante 1 hora y pasado este tiempo damos forma a las roquillas.
4.- Sartén o en un cazo profundo calentamos abundante aceite para freír, es importante que el recipiente tenga bastante fondo ya que las rosquillas deben de nadar el aceite para freírse bien. Cuando esté caliente, pero no en exceso, vamos añadiendo la masa ya formada en tandas no demasiado grandes, para evitar que se vaya enfriando el aceite al añadirlas.
Freímos controlando la temperatura para evitar que queden quemadas por fuera y crudas por dentro, la temperatura ha de ser ni muy alta ni muy baja. Retiramos a una bandeja con papel de cocina para retirar el exceso de aceite y vamos dejando sobre una rejilla para que se enfríen.
5.- Preparamos el glaseado calentando en un cazo el azúcar, el agua y el extracto de vainilla. Removemos constantemente hasta que se haya derretido el azúcar. Cuando a hervir retiramos del fuego.
6.- Sobre una superficie colocamos un papel vegetal o sulfurizado y encima una rejilla. Con la ayuda de dos tenedores bañamos las rosquillas en el glaseado y las vamos depositando sobre la rejilla para que se escurran. Dejamos las rosquillas sobre la misma rejilla hasta que el glaseado de azúcar se haya secado completamente.
A partir de este momento sólo nos queda disfrutarlas, ya me contaréis.
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