Pero antes...
Ya os conté que durante estas fiestas no faltaron los largos paseos por la ciudad. Muchos de esos paseos empezaron con un café a media tarde o con una cena en algún restaurante.
De uno de ellos precisamente me gustaría hablaros en esta entrada. Mejor dicho, recomendároslo. No hice fotos pero podréis encontrar muchísimas, tanto del local por dentro como de los platos que sirve en la red simplemente buscando su nombre.Se trata del restaurante italiano Forte. Uno de los mejores restaurantes italianos que he probado. 100% italiano. A mí me encantó, y a mí catador también, y eso que él es algo reticente a probar sitios nuevos. El precio por persona es algo más elevado al que yo estoy acostumbrada a pagar normalmente cuando salgo a cenar, pero os aseguro que lo vale. Aquí os dejo el enlace de su página web: Restaurante Forte.
Por último, otro sitio del que me gustaría hablaros es sin duda el que podría ser el paraíso de los amantes de las tartas de chocolate. De hecho, este lugar se llama así mismo La mejor tarta de chocolate del mundo.
Se trata de un pequeño establecimiento que se dedica única y exclusivamente a elaborar una tarta de chocolate cuya característica principal es que no usan harina, y eso quizás sea lo que le da esa textura esponjosa como de mousse a la tarta. Es curioso que sólo ofrezcan este dulce, pero ya os podéis imaginar por qué. Yo ya conocía este lugar, de hecho fui este verano y me lo encontré cerrado, así que tuve que esperar hasta estas Navidades para poder ir y hacerme con un trozo de su tarta.
Podéis pedirla con el 53% o el 70% de cacao. Yo la pedí con menos cacao, y estaba deliciosa. La pedí para llevar, y me sentí como una niña con mi bolsita de papel todo el camino a casa, deseando llegar para probarla.Así que no lo dudéis. Si estáis por allí y queréis sorprender a los más golosos este sitio es parada obligatoria.
Y después de este inciso vamos con la receta!!
Debo confesar y confieso que estas fueron la segunda tanda que hice (las primeras se me quemaron, jiji, por despiste y no estar controlando el horno). Se hornean tan rápidamente que en cuanto acabéis de recoger y limpiar la cocina ya estarán listas, así que no tendréis que esperar pacientemente con la nariz pegada al horno.
Ingredientes:
1 vaso de harina integral
1/2 vaso de agua
Sal
1/4 vaso de aceite de girasol
1 sobre de levadura
Pipas peladas
Aceite de oliva
Elaboración:Precalentamos el horno a Cubrimos la bandeja de horno con papel vegetal. Mezclamos el agua con el aceite en un bol. Añadimos una pizca de sal y el sobre de levadura. Por última, añadimos la harina tamizada. Una vez tengamos la masa en el punto óptimo para manejarla sin dificultad con los dedos, vamos cogiendo bolitas de masa y les damos la forma deseada de nuestras rosquilletas colocándolas en la bandeja de horno. A mí me dió para hacer unas 7 rosquilletas. Una vez las tengamos preparadas, echamos un chorrito de aceite de oliva sobre ellas y espolvoreamos con pipas peladas. Presionamos un poco con los dedos para que se queden bien pegaditas. Metemos al horno y horneamos unos 15-20 minutos. Cuando veais que están doraditas las sacamos del horno y dejamos enfriar.