La verdad es que yo asocio ensaladilla rusa con playa, no sé por qué. En vez de relacionarla con Rusia, la relaciono con sol, verano y calor. Las ideas en sí son antagónicas (Rusia, calor...), pero así es la mente humana, hace asociaciones de este tipo, en este caso debido a recuerdos de infancia, supongo.
¿Os habéis parado a pensar por qué la ensaladilla rusa se llama así? ¿Es rusa o es un nombre que alguien le puso por algún motivo diferente a su origen y se le siguió llamando de esta manera?
Pues bien, he estado buscando, y aparentemente resulta que el inventor de esta fue un francés afincado en Rusia, el chef Olivier. De aquí que la ensaladilla rusa también se conozca como ensaladilla Olivier. Este chef trabajaba en el restaurante Hermitage, muy conocido en Moscú allá por el siglo XIX. La receta original era un secreto, nadie excepto el chef conocía sus ingredientes. Lo que parece cierto es que sus ingredientes eran caros. El Hermitage cerró en 1905 y así, se perdió la receta original.
El estilo de esta ensaladilla se extendió, eso sí, con ingredientes más asequibles como patatas y guisantes. De esta manera ha llegado a nuestros días.
La receta de hoy es clásica pero con un toque diferente, una presentación de esas que sabéis que son mi debilidad. Vi esta idea en Webos Fritos, ya sabéis que Su es única fusionando recetas de siempre con toques modernos.
Vamos a ver qué os parece...
Ingredientes:
4 patatas medianas
2 zanahorias
un puñado de judías verdes
3 huevos duros
250 gr. de bonito
un puñado de guisantes cocidos
500 gr. de langostinos salados
4 pepinillos en vinagre
olivas sin hueso
mayonesa al gusto
AOVE
sal
gelatina neutra en polvo
Elaboración:
1) Ponemos las patatas enteras a cocer en una olla con agua. Para ver si están hechas, las pinchamos. Cuando estén cocidas, las reservamos.
2) Troceamos las judías y las zanahorias y las cocemos en agua y sal. Reservamos.
3)Una vez las patatas se hayan enfriado, las pelamos y las chafamos con un tenedor. No tienen que quedar muy finas.
4) Añadimos las zanahorias, las judías, la clara de los huevos a trocitos (la yema no), el bonito desmigado, las olivas y los pepinillos troceados. Mezcla,os con cuidado y aliñamos al gusto con sal y aceite.
5) Preparamos un molde desmontable, lo engrasamos y cubrimos la base con papel de horno.
6) Ponemos la ensaladilla dentro del molde y lo aplanamos con una espátula. Lo tapamos con papel film y reservamos en la nevera. Esto es mejor hacerlo de un día para otro, así se asienta más.
7) Al día siguiente, sacamos el molde de la nevera y retiramos el papel film. ponemos una capa generosa de mayonesa por encima (tened en cuenta que la ensaladilla de la base no lleva).
8) Pelamos los langostinos, les retiramos el intestino (el hilo negro que tienen a lo largo de su cuerpo) y los colocamos encima de la tarta al gusto.
9) Preparamos la gelatina siguiendo las instrucciones del fabricante y pincelamos la tarta por encima con ella. Refrigeramos unos 30 minutos)
10) Desmoldamos la tarta (solo los laterales), ponemos mayonesa por los lados y con las yemas de huevo ralladas muy finas y la ayuda de un cuchillo largo, vamos decorando los laterales. Tened precaución de ponerla encima de un poco de papel, de esta manera, a medida que se vaya cayendo la yema, la podéis recoger otra vez y reutilizarla, de lo contrario, necesitaréis más de tres.
Para servirla, simplemente cortamos porciones y las colocamos en los platos. El corte no es muy limpio pero vale la pena. Además, como nadie conoce sabe qué llevaba la receta original, os podéis arriesgar a hacer inventos con ingredientes y seguirla llamando igual. Probadla y me contáis.
Hasta pronto!!!!!!!!!!!!!!!!
Sandra