Parece que fue ayer cuando estaba publicando las recetas de otoño y estoy a las puertas de echar el cierre de mi cocina virtual y tomarme un descanso veraniego (que no hoy, que no quiero que nadie se llame a confusión)
Puede sonar contradictorio pero las semanas de confinamiento se hicieron eternas y sin embargo a estas alturas tengo la impresión de que hace mucho tiempo que todo aquello pasó y que ha pasado a mucha velocidad.
El verano también se irá rápido, con la jornada intensiva los días se suceden a una velocidad vertiginosa, parece que hay tiempo para mucho y me veo apurando septiembre sin que me haya dado tiempo a nada, y ni aún sabiéndolo de antemano soy capaz de poner remedio.
Además con el calor que "disfrutamos" en el sur las ganas de hacer cosas se esfuman y así completamos el círculo vicioso de tengo más tiempo libre pero una pereza encima que no me puedo ni menear.
Y ni con esta situación le doy descanso al horno. De repente me veo con ganas de hacer mil recetas en él. Y no precisamente dulces, que el pobre tiene mucho trabajo con las recetas saladas también, que no sólo de postres vivimos en casa aunque pueda dar esa impresión al pasar por este rinconcito virtual.
Sin embargo en el blog procuro publicar postres fresquitos, de esos que apetecen y hacen que te entren ganas de moverte hasta la cocina.
Es el caso de esta tarta.
¿Quién no conoce la tarta de galletas y flan?
Es un clásico entre los clásicos de nuestra infancia. Cuántisimos cumpleaños se han celebrado alrededor de ella a lo ancho y largo de nuestra geografía. Cuántisimos cumpleaños feliz ha escuchado este postre y cuántisimas velas se han soplado sobre ella arrastrando desde lo más profundo de esos pechos infantiles deseos que no se podían contar porque no se cumplían.
Era sin lugar a dudas la receta estrella de los ochenta y los noventa y cada madre le daba su toque.
Os he contado mil veces que mi madre no era muy aficionada a la repostería, pero esta tarta la hizo varias veces. Su toque era poner un chorrito de anís en la leche en la que mojaba las galletas. Porque entonces no era delito ni estaba mal visto que los niños tuvieran a tan tierna edad contacto con el alcohol.
Así que ahí nos veíamos consumiendo postres que lo mismo llevaban anís, que coñac o whisky, eso al gusto de cada madre.
A estas alturas de la vida a ninguno se nos ocurre.
Mientras redacto la entrada estoy pensando que un día me lío la manta a la cabeza y publico la receta en su versión más pura, la que recuerdo de mi casa. No me atrevo a calificarla como de "original" porque como previamente he comentado en cada hogar se le daba su toque.
Tengo varias recetas de tarta de galletas publicadas, pero todas son versiones y variantes de la original como esta con turrón de Jijona y queso, la versión veraniega y refrescante con limón y leche condensada y la espectacular Chocotorta argentina a base de galletas de chocolate, queso y dulce de leche (nada indicada para la operación biquini)
Lo dicho, un día de estos llegará la versión más original dentro de mi particular apartado de recetas de toda la vida dignas de ser compartidas y preservadas.
Pero mientras tanto disfrutamos de esta versión surgida del más puro aprovechamiento navideño y cuyo sabor no ha podido gustarme más.
No es un secreto que cuando veo turrón en los estantes del supermercado me vuelvo loca. Especialmente si de promociones al estilo 3x2 se trata, y las tabletas van saltando de su letargo al interior de mi carrito alegremente para pasar a esperar en las baldas de los armarios de mi cocina.
Reconozco con cierto orgullo que este año están saliendo bastante rápidamente y estoy haciendo muchos postres con ellas (y os aseguro que la báscula da fe de ello muy a mi pesar)
En esta ocasión me ha quedado una tarta con un sabor muy navideño porque además de utilizar turrón de crema catalana (sí, es un poco enrevesado hacer una especie de flan con turrón de crema catalana, lo sé) he usado un paquete de galletas especiadas que venden en LIDL todas las navidades (y que he usado en otras ocasiones como en la tarta de la abuela navideña) que ha hecho que este postre quede sencillamente espectacular.
Pero si no las tenéis no pasa nada, unas galletas napolitanas o simplemente unas galletas tostadas rectangulares de las de toda la vida, os harán un apaño más que bueno.
Y como el peso calórico ya me parecía excesivo en lugar de una capa de chocolate para coronar la tarta he puesto unas escamas para que el chocolate haga acto de presencia y de paso dar salida a un resto que quedaba en el armario.
Ni qué decir tiene que preparar este postre está al alcance del cocinillas menos experimentado, y aunque esta vez he usado el robot de cocina para hacer la crema también os explico el paso a paso para hacerla al fuego y que nadie deje de prepararla sólo por no tener un cacharro en casa para hacerla.
Soy consciente de que igual no tenéis a estas alturas turrón en casa porque no sois tan agonías como yo, pero podéis sustituirlo por turrón de Jijona o de chocolate y también cambiarlo por chocolate blanco. Evidentemente el sabor variará pero la esencia seguirá siendo la misma.
Espero que a lo largo del verano os animéis con ella, porque además de ser sencillísima de preparar se agradece muchísimo un buen trozo fresquito en el postre o en la merienda y por lo general gusta a todo el mundo.
¿Alguien quiere un trozo?
Ingredientes:
* Un paquete de galletas especiadas (las que yo he usado son de LIDL)
* 2 tabletas de turrón de crema catalana (200 gramos cada tableta)
* 1200 ml de leche
* 200 gramos de nata (crema de leche)
* 80 gramos de azúcar
* 4 sobres de preparado para flan para 500 ml de leche cada uno
* Escamas de chocolate
* Leche para mojar las galletas
Elaboración con robot de cocina (Monsieur Cuisine o Thermomix)
1. Ponemos las tabletas de turrón troceadas junto con el azúcar en el vaso y picamos durante unos 30 segundos subiendo la velocidad desde el 2 hasta el 7 de forma gradual.
2. Añadimos la nata (crema de leche), la leche y los sobres de preparado para flan y mezclamos durante 15 segundos a velocidad tres.
3. Programamos 20 minutos, velocidad 3, 100 grados.
4. Una vez acabada la crema vamos mojando las galletas en leche fría, cubrimos por completo la base del molde a usar y ponemos una capa de crema. Así vamos haciendo capas alternando galletas y crema hasta que se termine la crema.
5. Una vez terminadas las capas ponemos escamas de chocolate (fideos o una crema de chocolate si estamos generosos), esperamos a que enfríe, cubrimos con film transparente y guardamos en el frigorífico hasta que acabe de cuajar.
Mejor de un día para otro.
Elaboración tradicional:
1. Picamos las tabletas de turrón y las ponemos en una cazuela junto con la leche (reservamos un vaso), la nata (crema de leche) y el azúcar y llevamos al fuego removiendo de vez en cuando.
2. Mientras deshacemos en la leche reservada los sobres de preparado para flan.
3. Cuando la mezcla de la cazuela esté a punto de romper a hervir retiramos del fuego y añadimos poco a poco la leche con los sobres disueltos removiendo hasta integrar.
4. Volvemos a poner al fuego y removemos con frecuencia hasta que comience a espesar.
5. Retiramos del fuego y vamos haciendo capas alternando galletas y crema como he explicado en la elaboración con robot de cocina.
Advertidos estáis, es un postre adictivo 100%, así que mejor para compartir o coméis solo tarta para que la báscula no os dé un susto.
Como es una receta de 100% aprovechamiento va para el reto 1+/-100 desperdicio cero de Marisa que tanto agradece mis colaboraciones sin saber que para mí es un auténtico placer formar parte de esta iniciativa.
Seamos conscientes de que no podemos permitirnos el lujo de tirar comida y aprendamos que aprovechar los restos puede ser divertido y muy rico.
No dejéis de pasar cada mes y ver las ideas que aportamos entre todos.
Una semana más me despido de vosotros. Espero que no paséis mucho calor y que por favor no os relajéis que la situación no está controlada ni mucho menos, que la epidemia continúa y que está en nuestras manos no contagiarnos.
Sé que las medidas de seguridad son engorrosas y que se pasa calor con la mascarilla, pero se trata de salvar nuestras vidas, no os olvidéis.
Nos leemos el jueves que viene ¡sed felices!
Manos a la masa y ¡bon appétit!
Fuente: este post proviene de Los dulces secretos de Cuca, donde puedes consultar el contenido original.
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