Hay un relato popular que nos da un posible origen del nombre de este dulce néctar. Durante la Reconquista, una aldeana le llevó al rey de la Corona de Aragón, Jaime I "el Conquistador", un poco de un zumo vegetal lechoso. Al rey le encantó y preguntó qué era esa bebida. La doncella respondió que era leche de chufa (llet de xufa, en valenciano), nombre con el que se conocía la bebida. El rey exclamó: Açó no és llet, açó és OR, XATA, "¡Esto no es leche, esto es ORO,CHATA!". Se originó un juego de palabras entre or y xata, dando el supuesto origen al vocablo valenciano orxata.
La horchata es rica en minerales y vitaminas, entre los que destacan el fósforo, el potasio y las vitaminas C y E. También aporta numerosas enzimas que facilitan la digestión. Su valor energético (100kcal/100g) la convierte en una buena bebida energética, además es baja en sodio. No contiene lactosa, ni caseína ni gluten, aunque algunas marcas le añaden proteína de leche.
La horchata de chufa mejora la hipertensión, las diarreas moderadas y es muy conveniente para dietas libres de colesterol y ácido úrico. Si se le añade calcio, se denomina leche de chufa, para así sustituir a la de vaca, siendo más adecuada que la leche de soja, para este fin por ser menos energética que ésta.
Para esta ocasión hice una grande con la base con masa quebrada (receta aquí), cocida en blanco, para que quedara más crujiente y no le restase sabor a la horchata. Podéis hacer la base con galletas trituradas y mantequilla, pero restará sabor, o hacerla sin ningún tipo de base, tal cual.
Y otras pequeñas, individuales, en moldes de silicona.
Necesitaremos:
- 1 litro de horchata (cuanto mejor sea, más sabor obtendremos).
- 1 tarrina queso untar (tipo Philadelphia).
- 4-5 cucharadas de azúcar.
- 2 sobres de cuajada.
- Canela y bomboncitos para decorar.
Hay muchas recetas que usan quesitos o queso de untar normal, como podéis observar utilizo queso light, ya que lo que buscamos es espesar la horchata intentando mantener todo el sabor posible. Cuanto más sabor tenga el queso, menos sabor final tendremos a horchata.
Primero separamos un vaso de horchata, en el que disolveremos los sobres de cuajada en frío. En un cazo, al fuego, ponemos el resto de horchata con el queso y el azúcar. Lo removemos bien, para que se mezclen los ingredientes, y lo dejamos a fuego medio hasta que empiece a hervir.
En el momento que empiece a hervir, añadimos los sobres de cuajada disueltos con la horchata, y sin dejar de remover, lo dejamos hervir un par de minutos. Pasado el tiempo, apagamos el fuego y lo dejamos templar en el mismo cazo, ya que si lo ponemos en la masa quebrada, ésta se ablandaría.
Cuando esté templada la ponemos en la base y la dejamos en la nevera un mínimo de 4 horas para que cuaje. Mientras vamos a ir haciendo los bomboncitos. La particularidad es que usé como moldes envases de huevos de gallina y codorniz. Ponemos en un cazo al baño maría, 100 grs de chocolate negro de cobertura con un par de cucharadas de nata (crema de leche). Cuando esté bien mezclado y derretido, lo dejamos templar y lo volcamos, con cuidado, en los moldes. En esta ocasión los hice de chocolate blanco y negro.
Nos salen unos bomboncitos muy bonitos y con diferentes formas.
Ya solo nos queda decorar la tarta repartiendo los bomboncitos por la superficie, espolvorear con la canela molida y, si nos apetece, con unos hilos de chocolate.
O simplemente espolvorearla de canela molida y servirlas de forma individual. A vuestro gusto.
Una receta muy sencilla y con un resultado delicioso, ideal para estos días de calor, con todo el sabor de una bebida muy nuestra, la horchata de chufa. Y además perfecta para los alérgicos a la lactosa y la proteína de la leche de vaca, siempre que la hagamos sin la base de masa quebrada.