Para mí es la excusa perfecta para preparar ese fin de semana el postre que me rote sin escuchar sugerencia alguna.
Siempre he sido muy independiente, pero de un tiempo a esta parte más.
Si soy yo la que se mete en harinas, la que se curra los postres, recoge la cocina y después saca tiempo de donde no hay para hacer las fotos ¿no debo ser libre para repostear a mi gusto?
Y lo de repostear acaba haciéndose extensivo a la cocina en general. ¡Es que estoy muy revolucionaria!
Para la ocasión he elegido una tarta muy sencilla, muy fácil de preparar y tremendamente rica.
Si te gusta el limón.
Si no eres de sabores ácidos no es tu tarta.
Pero si te gusta el limón disfrutarás muchísimo con este postre.
Hace mucho tiempo que tengo esta tarta en borradores.
Cuando digo mucho tiempo, es realmente mucho tiempo.
Es un postre anterior al Covid. No mucho, pero sí que fue horneado antes de que nuestras vidas cambiaran para siempre.
En 2020 a mi padre le regalaron una bolsa llena de limones recién cogidos y la mayoría fueron a parar a mi casa.
"Para que hagas tartas" sentenció mi madre.
Y ahí estaba yo para dar asilo a esos limones huérfanos la mar de contenta.
De ese regalo inesperado salieron muchos postres, algunos ya están publicados, otros siguen en borradores para evitar un empacho de limones en mi cocina virtual.
Tenía claro que esta tarta iba a caer con esos maravillosos limones ecológicos.
Preparé la receta mucho antes de tener el blog, incluso antes de casarme, en mis inicios reposteros. Y aunque salió muy rica de sabor nunca se me olvidará que la superficie se agrietó porque la tuve demasiado tiempo en el horno.
A decir verdad entonces no sabía qué había ido mal, pero la espinita que se me clavó se quedó ahí, y mucho tiempo después, a base de mucho repostear y mucho aprender de todos vosotros tuve claro el por qué de aquella grieta tan horrible que afeaba un postre tan rico.
Así que busqué la receta y fui lo más fiel posible a los tiempos y a mi instinto y el resultado no pudo ser mejor.
Bien es cierto que con unos limones tan buenos el resultado no podía ser más que espectacular pero además conseguí que la superficie quedara intacta y perfecta en consonancia con el sabor de la tarta.
A primera vista parece un postre sencillo, que lo es, pero os aseguro que tiene una textura y un sabor que enamora y engancha a partes iguales.
Yo uso masa quebrada industrial por falta de tiempo y por comodidad básicamente, pero si vosotros sois más mañosos y pacientes que yo en la cocina y le hacéis la masa casera el postre será mucho más impresionante si cabe.
Además es un postre tremendamente sencillo de preparar y que apenas requiere tiempo y sólo un puñadito de ingredientes sencillos que si no tenemos en casa se encuentran en cualquier tienda de barrio por lo que es una alternativa ideal hasta para los que nunca han pisado una cocina.
La textura es muy cremosa y tiene un equilibrio espectacular entre lo dulce y lo ácido. De verdad os digo que merece la pena hacerla porque no os va a decepcionar sin olvidar que es ideal para cualquier ocasión, comida o cena, verano o invierno ¡siempre os va a apetecer un pedacito!
Espero que os animéis ¿alguien quiere un trocito?
Ingredientes:
* 1 lámina de masa quebrada
* 4 huevos
* 150 gramos de azúcar
* 250 ml de nata (crema de leche) para montar
* 150 ml de zumo de limón
* Ralladura de dos limones
Elaboración:
1. Desenrollamos la lámina de masa quebrada, la ponemos en el molde que vayamos a usar y con un tenedor pinchamos la base y los laterales. Ponemos encima papel de aluminio o de hornear y colocamos garbanzos (o esos pesos tan cuquis pero tan caros que hay para que no suban las masas de las tartas y tartaletas al hornearlos) que cubran toda la base.
Introducimos en el horno precalentado a 180 º C y horneamos durante quince minutos.
2. Mientras preparamos el relleno. Para ello ponemos en un bol los huevos, el azúcar y la ralladura de los limones y batimos hasta obtener una crema blanquecina.
3. Exprimimos los limones y los añadimos junto con la nata (crema de leche). Mezclamos bien.
4. Pasados los quince minutos sacamos la base del horno y retiramos el papel de aluminio junto con los garbanzos (o los pesos), vertemos la masa e introducimos en el horno que bajaremos a 160 º C.
5. Horneamos durante 30-35 minutos, lo suficiente para que se vea cuajada. Apagamos el horno, sacamos y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.
Si la comemos sin pasar previamente por el frigorífico tendremos un relleno cuajado y muy cremoso, a caballo entre unas natillas y una crema pastelera. Que no cunda el pánico que se corta perfectamente y no se desparrama tal y como veis en las fotos.
Una vez pase por el frigorífico tiene más cuerpo pero sigue siendo cremosa. El único inconveniente es que la superficie se agrieta.
Para conservarla bastará con taparla con film transparente y dejarla en la nevera. No os aconsejo que se quede a temperatura ambiente porque tiene huevos y no queremos vernos las caras con la salmonela.
Ya veis que es una tarta muy fácil de preparar ¡no dejéis de hacerla porque os va a encantar!
Soy consciente de que estoy desaparecida de la blogosfera pero entre el trabajo y un pequeño percance de mi marido que se está alargando más de lo que pensábamos tengo cada vez menos tiempo. Esta semana intentaré pasar por todos vuestros blogs y romper mi ausencia.
Gracias por seguir fieles a mis recetas de los jueves.
Manos a la masa y ¡bon appétit!