La tarta de Linz o Linzetorte emplea una masa muy crujiente hecha con harina, mantequilla sin sal, yema de huevo, ralladura de limón, canela y zumo de limón, y lleva frutos secos molidos, normalmente avellana (pero también pueden emplearse nueces o almendras), cubiertos con un relleno de mermelada de grosella o, alternativamente, de ciruela, frambuesa espesa o albaricoque. Se cubre con un enrejado hecho de masa, elaborado extendiéndola en tiras muy finas que se disponen cruzándolas sobre la confitura. La masa se pinta con clara de huevo batida ligeramente, se hornea, y a veces se decora con almendra fileteada. La tarta Linzer es un clásico en las fiestas austriacas, húngaras, suizas y alemanas, tomada a menudo en Navidad. A menudo se elabora en tamaño pequeño, de tartaleta. Este tipo de tarta reconozco que no son mi debilidad, me como un trocito y poco más, me resultan muy pesadas, aunque me apetecía prepararla mucho, y he aprovechado para hacerla en San Valentín y darle un toque acorde con el día. Mi receta cambia ligeramente de la que os he puesto arriba (que es la definición que da la wikipedia). Espero que os guste.
INGREDIENTES (para la tarta grande y la pequeñita):
250 gr. de harina
250 gr. de almendra molida
250 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
250 gr. de azúcar blanquilla
2 huevos
Ralladura de limón
2 cucharaditas de canela molida
2 cucharaditas de cacao en polvo
300 gr. de mermelada de frambuesas (casera)
Un poco de leche
Una pizca de sal
Azúcar glass para decorar
PREPARACIÓN:
Vertemos la harina en un bol amplio y hacemos un hueco en el centro. Ponemos dentro la sal, los huevos, la mantequilla y el azúcar. Amasamos con las manos y, a continuación, añadimos las almendras, la ralladura de limón, la canela molida y el cacao. Después mezclamos todo con los dedos. Amasamos hasta que adquiera una consistencia arenosa. Hacemos una bola con la masa, envolvemos en film transparente y dejamos en la nevera durante al menos una hora (aunque es mejor dejarla de un día para otro, como hice yo).
Sacamos del frigorífico y extendemos poco más de la mitad de la masa sobre una superficie enharinada, con la ayuda de un rodillo. Engrasamos un molde con mantequilla. Y enrollamos la masa en el mismo rodillo para ayudarnos a trasladarla al molde, Desenrollamos sobre el molde y presionamos contra el fondo y las paredes. Pasamos el rodillo por por encima del molde para quitar el sobrante. Igual haremos con el molde pequeñito.
Disponemos la mermelada sobre el fondo de la tarta. Extendemos el resto de masa sobrante. Hacemos tiras, y si queréis podéis hacer el tradicional enrejado que lleva esta tarta, o como yo he hecho, poniendo unas tiras horizontalmente y después cortando la masa con un cortapastas en forma de corazón e ir poniendo sobre dos tiras cada corazón. En la tarta pequeña, haremos un círculo del tamaña del molde. Sacamos un corazón del centro con el cortapastas, y cubrimos la tarta, quitando el sobrante de los laterales. Pincelamos ambas tartas con un poco de leche (o clara de huevo) e introducimos en el horno precalentado a 180º durante unos 30 minutos o un poco más, hasta que veamos dorada la superficie. Sacamos y dejamos enfriar totalmente. Cuando vayamos a servir espolvoreamos con azúcar glass.
Es una tarta que gana con los días, según dicen se toma a los dos o tres días de prepararla. Aunque nosotros no esperamos tanto y a las horas de hacerla la partimos, aunque sí que es verdad que con las horas ganó.
Feliz día de San Valentín.
Lidia.