Lo que es la masa se hace en poco más de cinco minutos, y el horneado lo tendremos en cuarenta y cinco, así que cuando tengáis prisa esta es una opción buenísima.
Ingredientes:
4 huevos medianos
500gr de nata (crema de leche) para montar
200gr de queso de untar
1 yogur griego sin azúcar (o 125gr de creme fraiche)
1 medida de yogur de azúcar
1 medida de yogur de leche entera
1 medida de yogur de harina de trigo
1/2 medida de yogur de Maizena
**Opcional: una cucharada de esencia de vainilla o de zumo de limón
Preparación:
Empezamos precalentando el horno a 200º y enharinando un molde. Batimos los huevos con el azúcar hasta que blanqueen y doblen el tamaño, y añadimos por este orden, y batiendo uno por uno: yogur, queso, leche, nata (crema de leche), y las harinas. Procurad no batir demasiado para que no se hagan muchas burbujas en la masa. Vertemos la mezcla en el molde y horneamos durante 45 minutos a 180º. Comprobamos con un palillo si sale limpio y dejamos enfriar sobre una rejilla hasta que esté a temperatura ambiente para a continuación meterla en la nevera como mínimo dos horas.
Nosotras la hicimos con una cobertura de mermelada de fresa para evitar toda complicación, pero os quedaría mucho más vistosa si en lugar de esto ponéis una capa muuy finita y bien extendida de mermelada, y encima fresas laminadas con un poco de almíbar para dar brillo. Es una idea que os doy, y que de paso me sirve de recordatorio para hacer en mi próxima tarta.
Disculpad la mala calidad de las fotos, nunca me llevo la réflex para estar en casa los fines de semana e hice lo que pude con el móvil. Pero bueno, al menos se aprecia el resultado, que por cierto, nos la zampamos toda en la sobremesa (para que veáis que está bien rica).