Otra tarta, y ya van tres en lo que va de año....pero es que en mi familia somos de cumplir todos en invierno, y esta vez le tocó el turno a mi madre. Después de preparar la mía y diez días después la de mi padre, ambas algo laboriosas, me decanté por una receta más sencilla y no tan espectacular estéticamente como las anteriores....pero no por ello menos buena...Es una de las mejores tartas de queso que he preparado, el toffee casero coronando y churreteando la tarta es maravilloso. La receta es de Begoña, y, aunque ésta no la había probado en su casa, sabía que viniendo de ella no podía ser más que una garantía de éxito. Y así fue, desapareció la tarta rápidamente, si me descuido ni foto de corte me encuentro...
INGREDIENTES:
Para la base:
125 de galletas digestive
50 gr. de mantequilla
Para la tarta:
600 gr. de queso tipo philadelphia
150 gr. de azúcar
225 gr. de nata (crema de leche) para montar
5 huevos
1 cucharadita de extracto de vainilla
2 cucharadas de sirope de arce
100 gr. de caramelos Werther Original´s (de los blandos)
Para la cobertura:
200 gr. de azúcar
60 gr. de mantequilla
100 ml. de nata (crema de leche) para montar
PREPARACIÓN:
Precalentamos el horno a 180º, poniendo una bandeja llena de agua, con la que haremos después el baño María. Lo primero será preparar la base, para ello trituramos las galletas, junto con la mantequilla a temperatura ambiente. Yo lo he hecho en la themormix, aunque podréis hacerlo con cualquier trituradora o incluso metiendo las galletas en una bolsa y pasándole el rodillo hasta deshacerlas por completo y luego mezclarlas con la mantequilla. Forramos la base de un molde (el mío de 22 cm. de diámetro) con papel de hornear, y sobre ella extendemos la mezcla de galletas, dejándola bien lisa para que nos sirva de base para nuestra tarta. Introducimos en el frigorífico mientras preparamos la tarta.
Después batimos el queso sin meterle mucho aire (yo lo he hecho con la pala de la Kitchen Aid), Continuamos batiendo y añadimos la nata (crema de leche). Iremos añadiendo los huevos uno a uno, sin dejar de batir, y no añadiendo el siguiente sin que antes se haya integrado el anterior. Por último añadimos la esencia de vainilla, el sirope de arce y los caramelos triturados. Seguimos mezclando hasta integrarlo todo. Sacamos el molde de la nevera y vertemos la mezcla sobre el molde, que habremos engrasado previamente. Forramos la base y los laterales del molde con papel de aluminio, para poder introducirlo en la bandeja con agua que tenemos en el horno y así hornearlo al baño María. Horneamos la tarta durante una hora, o un poco más, hasta que al pinchar con una brocheta ésta salga limpia. Dejamos entreabierta la puerta durante unos cinco minutos, justo después de hornear, y después sacamos la bandeja y dejamos enfriar la tarta dentro del agua. Una vez fría metemos en la nevera, mejor de un día para otro.
La cobertura la podemos poner a la hora de servirla o unas horas antes. Para ello pondremos a calentar el azúcar hasta que cambie de color y se haya derretido completamente (a mi me quedaron algunos grumos que luego aparecen en la cobertura, por lo que es importante derretir el azúcar completamente), después añadimos la mantequilla y no dejamos de remover. Por último iremos añadiendo la nata (crema de leche) (yo este paso también lo he hecho con el cazo en el fuego), y cuando se haya integrado todo, apartamos y dejamos templar. Echamos sobre la tarta y si no la vamos a tomar en el momento, la meteremos en la nevera.
La mezcla de la cobertura con la tarta es increíble, lo mejor es que cambia un poco con respecto a las tradicionales tartas de queso con mermelada de cobertura, lo peor es, sin duda, la explosión calórica, pero un día es un día, y que se cumpla años es motivo de celebración, sin duda alguna.
Feliz lunes.
Lidia.