Seguramente hayas disfrutado de éste magnífico puente de mayo, en algún lugar fuera de la rutina del día a día; y bien que haces! Hay que aprovechar cada momento para disfrutar de la vida, y ahora que empieza el buen tiempo apetece aún más. O no?
Pero si te digo la verdad, los años como éste en los que se juntan varias festividades en el mismo mes, creo que no son tan agradecidos como si éstas fueran más repartidas. Me refiero que en una misma semana hemos tenido: Semana Santa, lunes de Pascua (o de la mona) y aquí también el día de Sant Jordi (nuestro patrón), además de éste puente de 3 días. Y cada una de las diversas fiestas conlleva sus postres típicos. En otras ocasiones ya te expliqué algún dulce de Semana Santa como los buñuelos de viento o las rosquillas de anís.
Ésta vez quiero enseñarte a preparar la tarta “base” de cualquier mona de Pascua. Al menos la más tradicional en Cataluña, ya que sé de buena tinta que en Aragón es un rosco de brioche con un huevo cocido o en la Comunidad Valenciana va acompañada de fruta escarchada. Pero aquí es típico la tarta Sara como pastel y una figura de chocolate en lo alto. Con los años se han ido adaptando a las modas del momento: personajes de dibujos animados como Pocoyó, Dora la exploradora o la Patrulla Canina han acompañado a la deliciosa tarta Sara. Aunque hay verdaderos genios chocolateros que te construyen cualquier cosa (como mi abuelo, que hizo una réplica de la catedral de Barcelona hace muchísimos años).
Pero hoy quiero mostrar mi versión, pensada concretamente para mi cuñada (ya que es prácticamente el único pastel que ella come). La receta original es con crema de mantequilla y según sus propias palabras: “parece que le de un mordisco a una barra de mantequilla directamente”, y como a ella, hay mucha gente que la encuentra demasiado grasienta. Es por eso que en una pastelería de mi pueblo hacen su versión con crema chantillí (sólo con nata montada (crema de leche)). Yo he realizado una versión propia (y porqué no? ) , ni tan grasienta como la original ni tan “plana” como la de ésta pastelería….un entremedio. Anota lo que se necesita y empiezo a contarte:
5 huevos L
250 gr de harina
200 gr de azúcar
5 gr de levadura química
250 gr de mantequilla
500 gr de queso crema
200 gr de azúcar glas
Almendras laminadas
Esencia de vainilla
El bizcocho de la tarta Sara es del tipo genovés que es muy esponjoso y suave al paladar, a parte de muy sencillo de preparar. Se empieza separando las claras de las yemas de los 5 huevos; las claras se montan a punto de nieve por un lado (si se le añade una pizca de sal quedará mejor ), y las yemas se van a batir junto al azúcar hasta que blanqueen y dupliquen (o casi) su volumen.
A ésta última le vamos a agregar la harina y la levadura. Es importante en ésta receta que sea una harina que no tenga incorporada levadura, como las harinas de fuerza; cuanto más simple….mejor. Y sé que los más entendidos me diréis que no lleva levadura….pero insisto que es mi versión! Hay que mezclarlo muy bien hasta que quede totalmente integrado. Puede parecer que sea una tarea un poco complicada ya que la masa va a estar muy densa…pero para eso aún nos queda incorporar las claras a punto de nieve! Éso le va a dar una untuosidad característica al bizcocho. Se deben hacer movimientos envolventes para no perder el aire que tiene hasta lograr una masa uniforme.
Una vez se tenga la masa bien mezclada hay que ponerla en el molde previamente engrasado. Con éstas cantidades tienes para un molde de 22 cm (si pretendes que sea bastante gordo) o también en uno de 25 cm (quedándote un poco más fino). Ésta vez mi intención era repartirlo un poco y me decidí a usar la bandeja de cupcakes para hacer unas versiones en miniatura. Así que repartí la masa en los pocillos hasta unos 3/4 del total y lo puse en el horno. En mi caso estuvieron unos 15 minutos a 180ºC con calor por arriba y por abajo; pero si vas a usar un molde de los grandes te aconsejo que sean entre 20 y 25 minutos de horneado. Recuerda también que si tu horno dispone de ventilador, es mejor bajar un poco la temperatura (a unos 165-170ºC estará bien). Transcurrido el tiempo que te he indicado, hay que dejar atemperar el bizcocho.
Mientras se puede ir preparando la crema, que en éste caso nos va a servir tanto de relleno como de cobertura. Con la mantequilla con textura de pomada y el queso crema (tipo Philadelphia) bien frío. Primero batiremos la mantequilla hasta que blanquee y le iremos añadiendo el queso de poco a poco. Aumenta la velocidad de la batidora para conseguir que queden bien integrados. Y cuando ya lo tengas, hay que agregar el azúcar glas. Ve despacito para no liar una humareda brutal en la cocina. Si eres muy, muy golos@ puedes ponerle un poquito más, pero para mi gusto con lo que te he dicho está bien. Acuérdate de poner ahora la esencia de vainilla: yo suelo medirlo con el mismo tapón del envase, y le añadí 2 tapones. Depende de tu gusto en ponerle más o menos, eh! Eso ya lo doy por hecho.
Ya queda poco, te lo aseguro. Si el bizcocho ya está frío, divídelo por la mitad y pon una capa generosa de la crema. Y con la ayuda de una espátula plana (o un cuchillo de untar) haz una capa fina por alrededor de todo el bizcocho. Ésta primera capa nos servirá para juntar toda la miga. Pon la tarta en la nevera para que se endurezca y pasados unos 20 minutos, haz una segunda capa de crema. Es en ésta segunda en la que vas a necesitar un poco de fuerza y rapidez. Coge las almendras laminadas naturales (sin tostar!) y cubre toda la tarta. Yo no encontré laminada y compré troceada, que para el caso es lo mismo. La tarta Sara original lleva una capa final de azúcar glas por encima de la almendra, pero yo no se la puse porqué no quería que fuera tan dulce. Y como tenía por casa un poco de bolitas de colores, quise darle un toque más de color a mis mini-monas.
Aquí puedes ver la presentación que pudieron disfrutar en mi trabajo (ya que algunos de los compañeros llevaban tiempo pidiéndome algún postre). La verdad es que no pude darles un trozo a cada uno de mis compañeros porqué no había suficiente para todos
Pero lo cierto es que lo que lo probaron, y que anteriormente no habían probado nada hecho para mí, quedaron encantados. Me dijeron “no conocía ésta faceta tuya, pero bien que te podrías dedicar a ello“…y esas palabras me encantaron.
Pero para mi cuñada le hice una presentación algo diferente. Era una mini-Sara entera, con sus figuritas y todo! No eran de chocolate, pero bueno. Como vuelven a estar de moda los Pitufos….y también improvisé una especia de “plumas” de colores, que también son típicas de la mona de Pascua. Al final quedó hasta graciosa y todo!
Espero no haberte agobiado demasiado y que decidas a preparar la tarta Sara por tu cuenta, porqué está riquísima. Y ahora te dejo, golos@. Hasta la próxima!
Archivado en: Bizcochos, tartas y pasteles Tagged: bizcocho genovés, mona de pascua, sara