La receta que os traigo no lleva nata (crema de leche), es sencilla y su textura os maravillará. Utilizo la Thermomix para una parte de la receta, pero los mismos pasos se pueden hacer con cualquier otro robot de cocina.
Ingredientes
300 ml café frío
70 ml de licor amaretto (yo uso Disaronno)
200 gr bizcochos de Soletilla
500 gr queso mascarpone
5 yemas de huevo
100 gr azúcar blanco
5 claras bien frías
1 pellizco de sal
1 cucharada de azúcar
Cacao en polvo
Elaboración
1. Empezamos haciendo café. Yo utilicé 4 cápsulas de Nespresso, para hacer 4 tazas de café bien cargado y en un bol grande lo mezclé con el licor de amaretto.
Dejamos enfriar.
2. Para hacer la crema de mascarpone, lo primero será poner la mariposa en el vaso de la Thermomix, verter las yemas y los 100gr de azúcar. Programamos 6 minutos, velocidad 3, 80º temperatura.
3. Esta mezcla la pasaremos a un bol grande e iremos mezclando poco a poco con el queso mascarpone, removiendo muy bien con las varillas a mano. Este paso es importante hacerlo manual para que nos quede una mezcla más esponjosa.
4. Con el vaso bien limpio y la mariposa puesta, vertemos las claras, la pizca de sal y la cucharada de azúcar. Programamos 6 minutos y medio, velocidad 3, 50º temperatura.
Una vez montadas las claras, las iremos volcando sobre la crema de mascarpone, con movimientos suaves y envolventes hasta conseguir una mezcla homogénea.
Reservamos.
5. En una fuente o plato hondo grande, volcaremos nuestro café ya frío e iremos empapando nuestros bizcochos de soletilla. Sólo un poco, vuelta y vuelta, no queremos que el bizcocho se deshaga.
6. Montamos nuestro tiramisú. Una primera capa de bizcochos empapados, por encima otra capa con la mitad de nuestra crema mascarpone, después otra capa de bizcochos y por último la parte restante de mascarpone.
Por encima, espolvoreamos con abundante cacao en polvo, cubriendo toda la superficie.
7. Dejamos en la nevera un mínimo de 2 horas antes de consumirlo, cubierto con un film transparente.
Para servir hay muchas opciones.
A mí me gusta cortar en rectángulos y emplatar con un poco de helado de vainilla o de café y alguna fruta fresca.
Este tiramisú es sinónimo de triunfo!