Comida familiar, que salva cualquer imprevisto y que además siempre es objeto de conversación. Personalmente me trae recuerdos de cuando era joven, la comida que me prepaba mi madre para llevarla al Instituto.
INGREDIENTES:
4 PATATAS GRANDES
1 CEBOLLA PEQUEÑA
6 HUEVOS
ACEITE ABUNDANTE
SAL
Primero, pelamos las patatas, las lavamos y las cortamos en cuadraditos.
La cebolla, la hacemos también trocitos, juntamos todo y le añadimos la sal, removiendo todo, para que quede bien mezclado.
Preparamos una sarten con abundante aceite, vamos a cocer literalmente la patata y la cebolla. Lo pondremos a fuego muy lento entre 20 a 30 minutos.
Cuando vemos que esta bien cocida (es decir que si apretamos con el tenedor y vemos que se deshace, está en el punto.) La sacamos de la sarten, lo ideal es ponerla sobre un colador para que pierda el aceite.
Mientras podemos batir los huevos en un bol. Añadimos las patatas y tras unas vueltas para que se mezcle todo podemos volver a colocarla en la sarten, pero ahora sin aceite, ya que no nos hará falta.
La doramos por ambos lados, y dependiendo del punto que queremos darla, es decir un poco cruda o bien pasada ya la tenemos lista.
A nosotros, nos gusta dejar un trozo para el día siguiente, y nos sirve para hacer un pequeño bocadillito de tortilla, con el que enfrentarse al nuevo día.