Buenas, aquí estamos de nuevo, con los ánimos un poco mejor (menuda montaña rusa de sentimientos que tengo últimamente).
Hoy os traigo una receta que tenía en pendientes desde hace mucho, mucho tiempo (creo que tengo unas 200-300 en la lista de pendientes, bueno ahora ya 199-299 jejeje).
Desde hace mucho mucho tiempo que me encantan estas pastas, y tenía muchas ganas de hacerlas caseras para ver la diferencia, y vaya si hay diferencia, ni punto de comparación. Os animo a probarlas.
Pero antes de empezar con la receta os tengo que contar una cosita, el sábado estaré en Las meriendas de Margot (crucemos los dedos, que no pase nada que tengo unas ganas locas de ir) con un montón de blogueros más, y además en Victoria"s Cakes, un lugar que me encanta y en el que ya he tenido el gusto de hacer un curso. Y todo gracias a Margot de Las cosas de la vida una gran bloggera organizadora de estas meriendas. Ya os lo contaré todo todito.
Y ya sin más dilación os dejo la receta, que ya veréis que no tiene secreto ninguno.
INGREDIENTES:1 plancha de hojaldre rectangular (cuidado que las hay redondas y no nos servirán o bien desaprovecharemos mucha masa).
1 lata de cabello de ángel.
1 huevo.
Almendras picadas.
Azúcar glas.
ELABORACIÓN:
Estiramos la masa de hojaldre y la dividimos un dos partes a lo largo, es decir que nos queden dos partes largas).
En cada una de las partes ponemos en una de las mitades el cabello de ángel (yo he utilizado toda la lata pero podéis ponerle la cantidad que deseéis).
Doblamos el hojaldre por encima del relleno hasta que quede completamente tapado.
Cortaremos triángulos en cada una de las partes.
En la bandeja del horno ponemos papel sulfurizado (papel para hornear) y vamos colocando los triángulos (no os preocupéis si quedan un poco juntos pues crecen a lo alto no a lo ancho).
Pintaremos cada uno de los triángulo con el huevo ligeramente batido y le pondremos por encima la almendra picada.
Llevaremos la bandeja al horno, precalentado a 180º, arriba y abajo sin ventilador. Lo tendremos unos 10 minutos aproximadamente, o hasta que veáis que están ligeramente dorados.
Una vez listos los sacamos del horno, e inmediatamente, y con ayuda de un colador, espolvorearemos azúcar glas por encima.
Y ahora sólo queda dejarlo enfriar para que nos los podamos tomar (por favor, esperad).
Esto es todo por hoy, no vemos el domingo (siiii, el domingo, fecha no habitual), pero esta vez no traeré receta, os contaré lo que ocurrió en el Año nuevo Japonés, siiiiiiiiii, otra de mis locuras, ya os lo cuento todo el domingo con imágenes para que os lo creáis jejeje.
Un beso enorme a todas/os.