Ingredientes para dos personas:
Aceite de oliva, dos cucharadas
Caldo de pescado, puede ser de pastilla, 1 vaso
Cebolla, 1
Jamón serrano, 4 lonchas
Patatas nuevas, 4
Sal fina, al gusto
Truchas, 2
Vino blanco seco, 1 vaso
Especias:
Ajo en polvo, 2 cucharaditas
Eneldo, 1 cucharadita
Orégano, 1 cucharadita
Pimienta blanca, 1 cucharadita
Utensilios
Un cuchillo , una tabla para cortar y una fuente de horno.
Elaboración:
Con ayuda de unas tijeras de cocina, limpia el interior de las truchas y retírales la espina central. Puedes pedir al pescadero/a que realice esta operación.
Truchas
Enjuaga las truchas bajo el chorro del agua fría y déjalas escurrir un poco.
Sécalas con papel de cocina y salpiméntalas por dentro y por fuera, con media cucharadita de pimienta blanca por trucha y sal fina al gusto, no las sales en exceso recuerda que llevan jamón serrano y este ya le va a aportar bastante sal.
A continuación condimenta cada trucha con una cucharadita de ajo en polvo, esto le va a aportar un sabor estupendo!!!
Seguidamente trocea el jamón en tiras, de este modo será más fácil de consumir.
Rellena cada trucha con dos lonchas de jamón troceado, ciérralas y reserva en la nevera.
Precalienta el horno 1 70ºC
Para la guarnición, lava y trocea las patatas en cuartos. Yo las dejé enteras porque eran muy pequeñas.
Pela y trocea la cebolla también en cuartos.
Dispón las patatas y la cebolla en la fuente apta para el horno.
Añade la cucharadita de eneldo y la de orégano.
Vierte el vaso de caldo de pescado e introduce la fuente en el horno precalentado durante 15 minutos.
Transcurrido el tiempo, saca la fuente del horno, coloca las truchas rellenas, rocía con dos cucharadas de aceite de oliva y vierte el vaso de vino blanco seco.
Vuelve a introducir las truchas en el horno y hornéalas durante 30 minutos, regándolas de vez en cuando con el caldo de la cocción.
Pasado ese tiempo las truchas ya están listas para consumir.
Todo el mundo puede tener un buen día. El problema aparece cuando tenemos un mal día. Es entonces cuando nos ponemos a prueba. En un sentido tangible, un mal día, mucho más que un buen día, muestra nuestra verdadera esencia.