Lo cierto es que yo, en la receta de la que os hablo, un arroz a la cubana, no explico mucho como cocer el arroz porque me parecía algo básico y me daba un poco de vergüenza, pero luego me doy cuenta que no se puede dar nada por sentado, así que he decidido hacer esta entrada por si puede ser de ayuda a alguien. Es probable que este sea el primero de muchos artículos que tengan que ver con la preparación de las cosas más básicas dentro de la cocina.
A continuación veremos cuál es la mejor manera de hacer un arroz perfecto:
En primer lugar, usaremos siempre siempre siempre el doble de agua que de arroz. Da igual qué usemos para medir: un vaso, un bol, cualquier recipiente que nos venga bien. Usaremos ese mismo para medir tanto el agua como el arroz. Se llenará hasta el tope de arroz y después se reserva.
En segundo lugar, sofreír el arroz antes de cocerlo ayuda a que no se pase.
Usaremos una cazuela de fondo grueso en la que echaremos 2 cucharadas de aceite de oliva. Encendemos el fuego fuerte y cuando el aceite empiece a calentarse (lo sabremos porque se vuelve más líquido y se distribuye de manera más o menos uniforme por la base de la cazuela) echamos dos dientes de ajo.
En el momento en que los dientes de ajo empiecen a tomar un color dorado, añadimos el arroz que teníamos en el vaso y removemos bien con una cuchara de palo para que todos los granos se impregnen del aceite. Dejamos sofreír un minuto; nunca más.
Tomamos el mismo vaso con el que habíamos medido el arroz y lo llenamos de agua. La vertemos sobre el arroz y removemos bien. Repetimos la operación con otro vaso de agua.
Añadimos una cucharadita de sal y volvemos a remover bien para que el arroz no se quede pegado en el fondo de la cazuela y la sal se distribuya bien.
Dejamos el fuego fuerte hasta que el agua empiece a hervir. Entonces lo bajamos a tempratura medio-baja (mi vitro gradúa hasta el 9 y yo suelo dejarlo al 3, para que os hagáis una idea) sin remover unos 20 minutos. El tiempo es bastante exacto, pero dependerá un poco en función de la potencia del fuego. Controladlo a partir del minuto 15 para que no se agarre.
Si queremos probar el punto de sal, podemos hacerlo cogiendo una pizquita del agua de cocción.
Cuando el agua se haya evaporado, retiramos la olla del fuego y sacamos el arroz para que no siga cocinándose con el calor de la misma. Si no lo vamos a consumir de inmediato podemos reservarlo en una fuente que esté fría (no me refiero a fría de la nevera, sino que no haya sido usada para cocinar), pero a mí el arroz me gusta comerlo inmediatamente.
Con esta "técnica" puedes hacer arroz blanco, por ejemplo, para el clásico arroz a la cubana (pincha en el nombre para acceder a la receta).
Y también puede usarse como guarnición para cualquier plato que se os ocurra, carnes o pescado. Si os pasáis por mi blog, podéis ver infindad de ideas. Como ejemplo, podéis ver este plato a base de pollo, acompañado de arroz. En esta ocasión usé arroz basmati, pero la forma de cocinarlo es la misma.
POLLO TIKKA MASALA CON ARROZ
Espero que os haya sido de utilidad. No dudéis en consultarme si tenéis algún problemilla y no os olvidéis de seguirme en las redes sociales para estar al día de todo:
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¡Feliz semana!