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INGREDIENTES (2 personas)
2 aguacates maduros
12 langostinos cocidos
6 barritas de cangrejo (surimi)
1 cebolleta
Lechuga picada
Cilantro fresco
Para la salsa rosa:
Mayonesa
1 chorrito de Brandy o Cognac
Unas gotitas de salsa Perrins
Zumo de naranja
Kétchup
Sal
De vuelta al tajo culinario. Dios, cómo lo echaba de menos. Para combatir los latigazos de sol que nos están sacudiendo, hay que irse a ensaladas frías que nos sirvan de muleta para combatir el sopor. En esta ocasión unos buenos aguacates y algo de marisco sirven perfectamente para nuestra cruzada. Si además le añadimos una salsa rosa casera, el resultado será digno de admiración por nuestro paladar. Dicho esto, corto el rollo y me lanzo a la piscina.
Esta receta requiere muy poco tiempo y elaboración. Primero pelamos los langostinos y los troceamos, reservando 4 para decorar. Los ponemos en un bol. A continuación se trocean las barritas y la cebolleta, y se incorporan al recipiente. Hacemos lo mismo con la lechuga y con los ingredientes que se nos ocurran o pululen por la despensa: tomate, maíz, guisantes...
Turno de los aguacates. Los partimos por la mitad y sacamos el hueso (basta con darle un "machetazo" en el medio y sale con facilidad) Con cuidado vamos sacando la carne del aguacate, intentando no dañar o raspar en exceso la piel ya que nos servirá de cuenco. Lo troceamos y añadimos al bol.
Mezclamos bien todos los ingredientes con un poco de cilantro fresco picado.
Para la saslsa rosa sólo necesitamos: mayonesa (un huevo a temperatura ambiente, sal, zumo de limón y aceite), 1 chorrito de Brandy, un poco de Salsa Perrins, un chorrito de zumo de naranja, sal y kétchup (la cantidad de éste último dependerá de lo "rosa" que se quiera la salsa) Batimos bien hasta tener la espesura deseada.
Mezclamos un poco de la salsa rosa con el resto de ingredientes (dejamos un poco para decorar después) y vamos rellenando las carcasas de los aguacates. Terminamos con una cucharada de salsa rosa y un langostino cocido. Y no hay más. ¡A disfrutar!
Película ideal para degustar este plato
TOUCH OF EVIL ("Sed de mal" de Orson Welles - 1958)
Cosas de la vida. En mi mente estaba desde el inicio comparar esta receta de aroma mejicano con la monumental e inconmensurable pieza barroca de Welles, pero es que además, el bendito destino, ha querido que hoy se haya encontrado la desaparecida opera prima del genio: "Too much Johnson" http://www.elmundo.es/elmundo/2013/08/08/cultura/1375951040.html. Así que no hay otra. Los aguacates rellenos simbolizan perfectamente el "toque" de la cocina azteca. Y teniendo en cuenta que la obra referida se sostiene en el marco de una frontera mejicana, se nos antoja un reflejo lógico e idóneo. "Sed de mal" es una cima tanto para Welles como para el lenguaje cinematográfico. Apartado de los focos de primera línea, el orondo director volvió con más fuerza que nunca gracias a las gestiones de Heston para que dirigiera este oscuro film-noir entre el bien y el mal. En manos de Welles, "Sed de mal" se transforma en una agónica pesadilla en blanco y negro, expresionista, agónica, una atmósfera donde el aire pesa una tonelada y la maldad humana camina a sus anchas entre planos retorcidos, encuadres impresionantes, y movimientos de cámara inmortales (plano secuencia inicial, a más señas, asignatura obligatoria en todo aspirante a director) Y entonces nuestra receta comienza a latir como esa bomba en primer plano que acabará convirtiéndose en detonante de la trama. En el aspecto físico del plato podemos distinguir que cada cuenco simbolizan a los cuatro personajes principales: Charlton Heston (Vargas, el poli honrado e incorruptible), Orson Welles (Capitán Quinlan, el experimentado y cruel policía local), Janet Leigh (la sacrificada esposa de Vargas) y Akim Tamiroff (el "Uncle" Grandi, un sucio mafioso mejicano). Todos ellos encierran en su interior una mezcolanza (como nuestro relleno) de ingredientes que marcan su personalidad y su fortaleza o debilidad moral para combatir o sucumbir al enemigo. Cebolleta, marisco, lechuga... no son sino elementos psíquicos que componen la mente de cada individuo. Y sobre ellos una capa de salsa rosa, que, junto al cuenco de aguacate, bien pudieran simbolizar esa coraza de la que están recubiertos para poder hacer frente a las piruetas y obstáculos que llenan el guión. Hacen a su vez de coraza contra la maldad y de ocultación de su verdadero ser, pues todos (buenos y malos) albergan un secreto que condicionan sus atroces actos y sus pequeñas bondades. La violación de la dulce esposa, la manipulación de pruebas de Quinlan, la obsesión de justicia de Vargas...acaban saliendo a la luz. Casi como ese langostino que emerge de entre las ruinas morales que componen el plato, donde cada mitad de aguacate mira hacia un lado, marcando sus diferencias. Pues esa es la base de la película: una batalla en la frontera del bien y el mal. A vosotros os toca decidir en qué bando estáis...
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