60 ml de aceite de oliva2 cebollas grandes picadas
4 dientes de ajo prensados
20 grs de hojas de orégano, y un poco más para servir
1 bote de 400 grs de pulpa de tomate
500 ml de caldo de pollo
500 grs de carne picada de ternera
100 grs de pan desmigado
250 grs de ricotta
60 grs de queso parmesano rallado
1 huevo grande batido
20 grs de perejil picado
sal y pimienta negra
Elaboración:
Primero preparamos la salsa de tomate. En una cazuela, calentamos dos cucharadas de aceite a fuego medio-alto. Añadimos la mitad de la cebolla, del ajo y del orégano y sofreímos entre 8 y 10 minutos, removiendo hasta que la cebolla esté tierna sin que llegue a dorarse. Añadimos el tomate, la mitad del caldo, 1/2 cucharadita de sal y una pizca de pimienta negra. Bajamos a fuego medio y dejamos que hierva durante 10 o 15 minutos, removiendo de vez en cuando, para que la salsa se reduzca.
Mientras, hacemos las albóndigas. En un recipiente grande, mezclamos el resto de la cebolla, el ajo y el orégano con la carne picada, el pan desmigado, el queso ricotta, el parmesano, el huevo, el perejil, 3/4 de cucharadita de sal y una pizca de pimienta negra. Usando las manos, amasamos y formamos de 12 a 14 bolas.
En una sartén grande, calentamos una cucharada de aceite y añadimos las albóndigas. Marcamos las albóndigas durante 8 minutos, dándoles la vuelta para que se doren de manera uniforme, y las reservamos en una fuente aparte. Habrá que hacerlo en dos tandas, incorporando otra cucharada de aceite para la segunda.
Incorporamos las albóndigas a la salsa con delicadeza y añadimos suficiente caldo para que queden casi sumergidas. Si fuera necesario, completaremos con un poco de agua. Llevamos suavemente a ebullición y dejamos que cueza a fuego lento, con la cazuela tapada, durante 30 minutos. Para reducir la salsa-debería tener la consistencia de una salsa para pasta- destapamos la cazuela hacia el final de la cocción y subimos un poco el fuego. Retiramos y dejamos que repose al menos 10 minutos. Espolvoreamos por encima orégano y servimos.