Esta receta se hace de muchas maneras. Todas muy sencillas y rápidas.
De hecho, lo que nos entretiene de este plato es tener que mantener en remojo las almejas unas horas. Algo totalmente imprescindible si queremos que este marisco tan apreciado suelte la arena y no nos fastidie la receta.
Por lo demás, tres o cuatro ingredientes básicos y tendremos una receta de esas que te piden mucho pan para mojar en la salsa. Y por supuesto, nada de cubiertos.
Las almejas tienen muchos beneficios para la salud, son ricas en hierro y no tienen apenas calorías por lo que son fantásticas para las dietas de aprovechamiento. Claro que si mojáis pan en la salsa, esto ya no funciona jaja
INGREDIENTES:
500 gr de almejas
150 ml de vino blanco
1/2 cebolla
1 diente de ajo
Unas hojas de perejil
1 cucharadita de harina
1 cucharadita de pan rallado
zumo de medio limón
25 ml de aceite de oliva
1 guindilla (opcional)
PREPARACIÓN:
Dejamos las almejas en agua abundante con sal unas horas. Vamos cambiando el agua cada hora mas o menos.
Cortamos la cebolla muy pequeñita y la ponemos a pochar en el aceite caliente. Dejamos que se haga a fuego suave y cuando esté transparente agregamos el ajo picadito. Damos unas vueltas para que se hagan y añadimos las cucharaditas de harina y pan rallado. Removemos con una cuchara de palo para que se tueste un poquito la harina y no sepa a crudo. Agregamos el vino blanco y el zumo de limón, si queremos añadir una guindilla ahora sería el momento. Cuando arranque a hervir echamos las almejas y tapamos con una tapadera. dejamos unos minutos hasta que se abran todas. Incorporamos el perejil muy picado y removemos bien para integrarlo.
Servimos de inmediato.
Dejamos las almejas en agua con sal unas horas
Pochamos la cebolla en el aceite. Cuando esté transparente agregamos el ajo.
Dejamos que se haga y añadimos la harina y el pan rallado. Removemos unos minutos.
Incorporamos el vino y el zumo de limón. Dejamos que cueza hasta que hierva.
Echamos las almejas y el perejil picadito y tapamos. En pocos minutos se habrán abierto. Las que no se abran, las tiramos.
Y servimos recién hechas. Con pan que la salsa está de muerte.
Este es uno de esos platos que empiezas a comer y no puedes parar.