Solo queda recomendaros tener un poco de pan a mano, porque cuando acabéis con las almejas no querréis dejar salsa en el plato.
Ingredientes
1 kg de almejas
100 ml de vino blanco
1 hoja de laurel
1 cebolla mediana
1 diente de ajo
1 cucharadita de pimentón picante
1 cucharada de harina
1 cucharada de salsa de tomate
perejil fresco
sal
aceite de oliva
Preparación
Unas horas antes colocar las almejas en un recipiente y cubrirlas de agua fría, añadir un puñado de sal. Con esta previa se eliminan posibles restos de arena.
Enjuagar bien con agua fría las almejas y preparar y tener a mano el resto de ingredientes.
En una cazuela o sartén al fuego colocar las almejas, la hoja de laurel y un poco de vino blanco. Tapar y dejar cocer unos dos o tres minutos. Será suficiente para que se abran las almejas. Si alguna se ha quedado cerrada desechar. Retirar a un bol y reservar. Colar el caldo de la cocción y reservar.
La salsa marinera
Picar lo más fino posible la cebolla y el ajo.
En la misma sartén o cazuela, con tres o cuatro cucharadas de aceite, pochar cebolla y ajo. Cuando vayan tomando color tostado, con el fuego al mínimo, añadir el pimentón y remover bien para evitar que se queme. Cocer más o menos un minuto.
Subir el fuego a medio y añadir la harina, dejar cocer un par de minutos.
Incorporar el vino blanco y dejar que se evapore el alcohol (2 ó 3 minutos). Añadir el caldo de la cocción de las almejas, remover bien.
Añadir la salsa de tomate y mezclar bien todos los ingredientes. Dejar cocer unos diez minutos para que la salsa espese un poco. Ya tenemos la salsa lista.
Incorporar las almejas a la sartén y mezclar con cuidado para que se impregnen bien de la salsa. Mantener un par de minutos a fuego medio para que cojan temperatura. Mientras picar un poco de perejil fresco.
Servir calientes y acabar con el perejil por encima. Acompañar con una generosa ración de pan, no perdonaréis una gota de salsa!
Si os gusta más picante ( el pimentón ya le da un toque) se puede añadir pimienta de cayena.
La salsa puede tener otras muchas aplicaciones, por ejemplo con unos típicos mejillones o un pescado blanco.