Para degustarlo, podéis hacer unas tostan de pan, o simplemente pan sin tostar. Si sois amantes del queso como yo, os gustará de cualquier forma.
Ingredientes:300 gr de queso de cabra muy curado u otro queso viejo aunque no sea de cabra
1 diente de ajo
2 pimientas piconas (o 2 guindillas rojas secas en su defecto, más o menos picantes a vuestro gusto o 1 pimiento choricero si no tenéis guindillas)
50 gr de aceite de oliva aprox.
Según el lugar en la que se prepare también le añaden tomate asado (para suavizarlo y abaratarlo un poco) o pimentón, pero la receta tradicional es esta. Con el tomate además habría que tener la precaución de preparar el que se vaya a consumir, pues se estropea fácilmente.
Preparación:Comenzamos abriendo las guindillas por la mitad y quitándoles las semillas. Las ponemos a hidratar en agua templada hasta que podamos sacar su "carne" con una cucharilla. Con algo más de media hora bastará.
Mientras se hidratan las guindillas rallamos el queso (con un rallador o con un robot de cocina, a mi me gusta más como queda con el rallador) y reservamos.
Machacamos el ajo en el mortero hasta que quede una pasta y añadimos la carne de las guindillas y el queso rallado. Seguimos majando todo junto y añadiendo el aceite de oliva poco a poco para que vaya ligando, hasta que quede una mezcla untuosa tipo paté (como la de la foto).
También se podría utilizar una batidora en lugar del mortero, pero el queso habría que rallarlo igualmente pues sino la batidora se atascaría (no así si utilizamos un robot de cocina tipo Mycook o Thermomix).
Se conserva en un bote cerrado en la nevera más de un mes sin problemas.