Yo hacía tiempo que tenía pensado preparar esta receta, pero un dí apor otro... la casa sin barrer...
Así que os presento mis ancas de rana, que seguro que os sorprenderán como lo hicieron conmigo. Yo nunc alas había probado hasta que me casé hace ya la fríolera de 15 años... pero un día, cuando vivíamos en Castellón, en una tienda de congelados que estaba al lado de mi casa, las vió mi marido y decidimos comprarlas y probarlas. Yo siempre había oído a mi abuela y a mi madre que las comían en el pueblo en León y mi marido a sus padres y a sus abuelos también. Claro está ellos las cogían en las charcas de los pueblos, no las compraban.... Pero ahora es mucho mas cómodo, solamente tenéis que ir a una tienda de congelados donde las vendan, comprarlas y animaros a cocinarlas y a probarlas....
Este fue el resultado:
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INGREDIENTES
Ancas de rana
Tomate
Cebolla morada
Harina
Sal
Azúcar
Hiervas provenzales
Guindilla
Aceite
ELABORACIÓN
Dejamos descongelar las ancas de rana.
Las sacamos del plástico.
Les añadimos sal a gusto.
Rallamos todo el tomate con un rallador.
Picamos la cebolla finita a nuestro gusto.
Reservamos.
En una sartén ponemos un chorro de aceite.
Mientras calienta el aceite, enharinamos la primera tanda de ancas que vamos a freír.
Las pasamos por un colador para quitar el exceso de harina.
Las vamos friendo por tandas y cuando están fritas las sacamos a una fuente.
Cuando las tenemos todas fritas, añadimos en ese aceite la cebolla sal y un pellizco de azúcar.
Dejamos que se cocine.
Cuando esta pochadita añadimos todo el tomate que teníamos reservado.
Dejamos que se cocine bien.
Mientras lo probamos de sal y rectificamos si es necesario añadimos la guindilla y las provenzales a nuestro gusto.
Dejamos otros 10 minutos a fuego lento para que coja todos los sabores.
Añadimos las ancas dejamos otros 10 minutos que cojan bien el saborcito del tomate y servimos.