Bueno, pues seguimos con temperaturas fresquitas... o heladoras, según las zonas (hablo del hemisferio norte, claro, jajaja).
Cosa normal, teniendo en cuenta que estamos en el mes de enero... Pero los seres humanos somos así: en invierno nos quejamos del frío, y en verano del calor. Pocas veces estamos conformes con la temperatura que nos toca vivir, ¡el caso es protestar, jajaja!.
Y, ya que estamos "heladetes", mejor será que, en vez de quejarnos, aprovechemos para preparar esos platitos tradicionales "de cuchara", o esos guisos que están tan deliciosos y que después, en verano, no nos apetecen tanto. Lo que se llama "cocina de temporada", la cocina tradicional, de toda la vida.
Aunque, en honor a la verdad, yo este bacalao me lo tomaría encantadísima tanto en invierno como en verano. Sirve para picar, o como un segundo plato; podemos tomarlo solo, o servirlo sobre tostaditas de pan, o "estampar" unos huevos en la cazuela (y ya tenemos un plato único, completo y delicioso). Es de estos platos que nos "recomponen el cuerpo".
Incluso nos puede servir también para rellenar tartaletas, volovanes, hojaldres... aunque, en tal caso, yo aconsejo que se "escurra" bien el líquido, para no mojar la masa.
Lo que sí recomiendo siempre es hacerlo con antelación: está mucho más sabroso. Al menos, preparadlo 4 o 5 horas antes de comerlo.
INGREDIENTES:
1 cebolla mediana
1 pimiento italiano verde y uno rojo pequeños (si son más grandecitos, pondremos medio de cada uno)
600 gramos de bacalao seco
3 dientes de ajo
3 pimientos choriceros
2 tomates rallados
200 gramos de gambas crudas peladas
Aceite de oliva virgen extra
PREPARACIÓN:
Primeramente, pondremos a desalar el bacalao. Si lo compramos en tiras o trocitos pequeños, o desmigado, lo pondremos a remojo durante 12 horas, cambiando el agua 2 veces, y pasándolo después por el grifo. Si preferimos comprar trozos un poco más grandes, lo remojaremos durante 24 horas, cambiando el agua 4 veces. Los trozos más grandes los "desgarraremos" después con la mano.
En cualquier caso, siempre debemos mantener el recipiente del "remojo" dentro de la nevera
Y, según mi madre, no se debe utilizar un recipiente de aluminio para el desalado. La razón la desconozco, y, aunque he buscado por internet, no he encontrado nada al respecto, me limito a transmitir lo que aprendí en mi casa, jajaja.
También tendremos previamente a remojo los pimientos choriceros (aunque después os daré un truquillo, por si se os olvidó ponerlos a remojar).
Picamos finamente la cebolla y los pimientos, ponemos en una cazuela baja o sartén un chorreón de aceite de oliva, y rehogamos todo, a fuego medio, durante 5 minutos.
Después añadiremos los dientes de ajo, también picaditos, y rehogaremos durante otros 5 minutos.
Ahora habrá que añadir la carne de los pimientos choriceros, que iremos retirando con una cucharita. En el caso de que se nos haya "ido el santo al cielo" y no los hayamos puesto en remojo con antelación, los introduciremos en un recipiente apto para microondas, cubiertos de agua, lo taparemos, y programaremos 3-4 minutos a 800 w.
Después, los sacaremos, con cuidado de no quemarnos, y ya podemos quitar la carne de los pimientos.
Agregamos esta carne al sofrito, y seguimos rehogando durante 5 minutos, aproximadamente.
Entonces, añadiremos el bacalao, y removemos.
Rehogamos un poquito, sólo hasta que cambie de color.
Añadimos los tomates rallados, cocinamos durante unos 2 minutos...
... y agregamos las gambas.
Cocinamos a fuego lento durante 5 minutos, y lo retiramos del fuego.
Como os digo, está más rico hecho con antelación.
¡Que lo disfrutéis!.
Un beso.