Suelo repetir que en mi familia, tanto materna como paterna, no había mucha tradición pastelera, teniendo en cuenta que yo no recuerdo que nadie de mi familia tuviese horno; que los dulces que quedaron en mi memoria, eran aquellos que se podían cocinar bien fritos, cocidos o al baño maría.
Así que en mi memoria están aquellos dulces típicos caseros de antaño y como no mi madre preparándolos y degustándolos mientras los hacía. ¡¡ Era tan golosa !!
Le encantaban los tocinillos de cielo, el chocolate era su perdición y los borrachuelos rellenos de cabello de ángel que preparaba con esmero cada invierno.
Yo nunca he hecho (aún) tocino de cielo, ni he intentado hacer cabello de ángel quizás porque me la recuerdan, aunque últimamente es algo que he ido superando y que en cambio, quizás también gracias a “Mi cocina”, los sabores, olores y lo que a ella le gustaba me acercan más a ella y así la siento aún viva y a mi lado.
Me gustan las calabazas (siempre hubo alguna colgada del techo del patio o del lavadero de casa de mis padres), sobre todo las pequeñitas que sirven para decorar de colores anaranjados y verdes (hasta no hace mucho tuve un cesto en mi cocina), me gusta cocinarlas sobre todo en las riquísimas berzas malagueñas (pueden ver la receta en primeros platos o en el buscador del blog).
¿Sabían que la calabaza es originaria de India? ¡¡ Otra vez India en mi camino, en mi cocina, en mi vida !!
La calabaza, de nombre científico Cucurbita pepo (calabaza común), tiene multitud de variedades entre ellas: Cucurbita melopepo (calabaza bonetera o pastelera), Lagenaria vulgaris (calabaza vinatera, de San Roque o de peregrino, que una vez seca sirve para contener liquidos), Cuburbita perennis (calabaza vivaz) Cucurbita máxima (calabaza confitera, cidra o totanera, utilizada para fabricar el cabello de ángel) y ésta es la que nos interesa en ésta receta.
El cabello de ángel se elabora mediante la cocción de la pulpa, en una solución de azúcar muy concentrada en almibar, hasta que se deshila en una especie de hilos finos de color amarillo dorado. En España se emplea la calabaza de cidra o almizclera. El dulce resultante, unos filamentos delgados de color blanco transparente o ligeramente dorado, se emplea como relleno para pasteles, tartas, cocas, ensaimadas mallorquinas, borrachuelos (como hacía mi madre y cuya receta igual pueden verla en el buscador del blog) y es frecuente también verlo en dulces elaborados con hojaldre denominados "bayonesas".
Recordando a mi madre, difruté de una rica “bayonesa” de hojaldre con cidra.
¿Cómo hacerlos?
Para quienes se aventuren a preparar el hojaldre, les aconsejo sigan estos pasos, la receta tan bien explicada por Sú de Webos fritos www.webosfritos.es/2009/01/mi-hojaldre.
Y el cabello de angel, pueden ver como lo prepara mi querida amiga Laube (Laura) una dulce canaria, que conocí hace ya poco más de tres años, a través de un popular foro de cocina donde escribíamos y publicábamos nuestras recetas a diario http://laube-sanoyderechupete.blogspot.com.es/2010/01/cabello-de-angel.html. Merece la pena ver su blog, dediquen por favor un poquito de su tiempo y disfrútenlo, es sano y sus recetas están de “rechupete”
Francamente, yo usé hojaldre (fresco, no congelado) de una reconocida “gran superficie” y de un cabello de angel “enlatado” pero que a fuerza de ser sincera, he de reconocer que no estaba nada, pero que nada mal.
Cortar el hojaldre dándole la forma que gusten, en ésta ocasión le di forma de los que suelen vender en las pastelerías malagueñas, una especie de “empanada” pequeña cerrada por los bordes, redondeándolos.
Rellenar colocando el cabello de ángel en el centro, espolvoreando con un poco de canela molida, cerrar y pintar con huevo batido.
Meter en el horno, encima de papel especial para hornear y cocer durante quince minutos aproximadamente a 180º C (dependiendo del horno) o hasta que estén doraditos.
Sacar y dejarlos enfriar en una rejilla.
Espolvorear con canela (generosamente) y azúcar glass.
¡¡ Para todas las personas tan golosas y dulces como mi madre !!