¡Nuevo destino de Cocinas del mundo! Y nos vamos nada más y nada menos que a Galicia. No dudé un instante cuando leí cuál era el nuevo destino. Esta receta solía hacerla muchísimo, pero por algún motivo nunca hice fotos para publicarla. Así que esta era la ocasión perfecta.La última vez que la hice estaba mi madre aquí conmigo; fue antes de estos tiempos del corona, y la hicimos juntas. Esta vez hice una bica mini-mini. En cuanto la probé y recordé lo tremendamente buena que está, me arrepentí, así que hice una más al día siguiente jaja
Además de tener un muy buen sabor y una textura ligera y esponjosa, no lleva aceite ni mantequilla, solo la grasita de la nata (crema de leche), lo cual, para mí al menos, la hace más fácil de digerir (salvo que tengas problemas con la lactosa o la proteína de la leche, claro).
Bueno, que me enrollo; el caso es que nos gusta mucho y por eso quería compartirla con vosotros. La receta la he hecho tantas veces que ya la hago de memoria, no recuerdo de dónde la saqué en su día, lo siento, ¿de Asoipapas a lo mejor?. Ya veréis qué fácil:
200 g de nata (crema de leche)
6 claras de huevo
220 g de harina
320 gramos de azúcar (yo cuando tengo uso Sukrin, que es apta para diabéticos y sin calorías, pero tiene la misma textura y consistencia)
La preparación:
1. Montamos la nata (crema de leche); tiene que quedar cremosa y firme, pero no te pases o harás mantequilla. Reservamos en el frigoriífico. Para que se monte bien es importante que el recipiente esté limpio, seco y frío.
2. Separamos las claras de las yemas; en algunas recetas os enseño a separarlas con una botella; hoy os enseño que sobra con echar en huevo en la mano, dejar que la clara se escurra entre tus dedos y quedarte con la yema en la palma.
3. Montamos las claras a punto de nieve; estarán listas cuando hagan picos y al darle la vuelta al recipiente, no se muevan y no caiga nada. Las yemas las usas para una tortilla o cualquier otra receta.
4. Añadimos poco a poco el azúcar, así haremos un merengue. Llevamos mucho cuidado de no batir y no perder el aire de las claras batidas; mezclamos con varillas o con una espátula, pero lentamente y con movimientos envolventes.
5. Después incorporamos poco a poco la harina igual, lentamente y con delicadeza.
6. Ahora mezclaremos con la nata montada (crema de leche), con una espátula y con movimientos envolventes, nada de batir.
7. El aspecto rústico tan característico de la bica viene de los pliegues del papel de hornear; así que colocamos una hoja de papel de hornear en un molde cuadrado o rectangular que tenga algo de altura y en el hueco de dentro servimos la masa. Es una masa densa y no crece mucho, así que mejor un recipiente hondo que amplio, para que el bizcocho tenga altura.
8. Espolvoreamos con azúcar por la superficie. A mí no me gusta masticar azúcar, así que no le pongo mucho; hay quien deja la bica totalmente blanca de azúcar; al gusto de cada uno.
9. Horneamos en el horno precalentado a 180° C durante unos 40 minutos con calor arriba y abajo. Sacamos cuando tenga colorcito por arriba. Podemos pinchar con un palillo largo para comprobar que esté hecha por dentro, pero no es un bizcocho que de problemas.
10. Por último, yo espolvoreo con un pelín de azúcar más al sacarla del horno. Y ahora es importante tener PACIENCIA y dejar que se atempere, porque la miga se apelmaza si cortamos mientras está caliente.
¡Buen provecho!
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Bergua*