¡¡ Dice el refrán que en la variación está el gusto !! Aunque en muchos aspectos no estoy de acuerdo con el famoso dicho, sí he de reconocer que desde que "aprendí" o mejor dicho desde que intento aprender a hacer bizcochos procuro ir probando nuevos sabores, texturas e incluso formas.
Me gusta hornearlos, el olor que desprende "Mi cocina" mientras va subiendo la masa al calor del horno, pero cuando más disfruto es ver el resultado final y sobre todo ver a mi marido cuando cada día, después del almuerzo siempre tiene un trozo de bizcocho para acompañar su café y su trozo de chocolate.
Una maravillosa guia para mi, es mi ya tantas veces nombrado en mi blog, el libro 500 pasteles de Susannah Blake.
Nuevamente y siguiendo sus pasos preparé éste esponjoso y riquisimo bizcocho, uno de los más sencillos y tradicionales, que según indica la autora, originariamente se elaboraba con las mismas cantidades de mantequilla, azúcar, huevos y harina......pero..........
la receta es la siguiente:
Precalentar el horno a 180º C y engrasar con mantequilla un molde circular en éste caso de unos 22 cmts. y forar la base con papel sulfurizado.
Batir 200 gramos de mantequilla y 320 gramos de azucar hasta que esté cremoso y blanquee.
Añadir seis huevos medianos, uno a uno, sin dejar de batir.
Tamizar 280 gramos de harina con levadura incorporada y remover hasta que todo el conjunto esté bien mezclado.
Añadir sin dejar de remover cuatro cucharadas soperas de leche (yo puse nata (crema de leche) especial cocina ligera) y dos cucharadas de esencia de vainilla.
Echar la mezcla en el molde y hornear unos cuarenta y cinco minutos aproximadamente (depende del horno), o hasta que la mezcla suba, se dore y un pincho salga limpio al insertarlo en el centro.
Dejar enfriar y desmoldar.
Antes de servirlo espolvorear con azúcar glas.
Deseo a quienes me visitan un dulce fin de semana.