Sabéis que me gusta probar recetas dulces sin azúcar añadido, así podemos disfrutarlas toda la familia, desde el mas pequeño al mayor, sin ningún tipo de remordimiento. La receta orginal en la que me he basado es del blog de Noelia dulcesdiabeticos el cual no tenía el placer de conocer y en el que me he sentido como en casa.
Es la primera vez que participo en el reto del amigo invisible del #asaltablogs y me quedo mas que satisfecha con el blog que he conocido, sin duda seguiré probando recetas porque están bastante bien.
Por fin tengo horno y he aprovechado la ocasión para estrenarlo, no me diréis que no es un inicio triunfal, horno nuevo, bizcocho sin azúcar añadido.. todo pinta de maravilla y si encima probáis este bizcocho ya, terminamos de bordarlos porque queda buenísimo, no se nota nada que no hay azúcar añadida así que no tengáis miedo a probarlo.
Recordaros antes de pasar a la receta, que podéis seguirme también en facebook e instagram, gracias y a vamos a por la receta.
Ingredientes:
3 plátanos
2 huevos
175 gr de harina integral de trigo
160 ml de bebida de avena
20 ml de aceite de coco
1 sobre de levadura en polvo
80 gr de pasta de dátil ( 3 cucharadas)
una cucharadita de canela en polvo
Elaboración:
Aplastamos los plátanos con el tenedor hasta que quede hecho puré.
Separamos las claras y las yemas, mezclando estas últimas con el puré de plátano; añadimos también la bebida de avena, el aceite de coco y la pasta de dátil. Mezclamos hasta que quede todo bien integrado.
Añadimos poco a poco sin dejas de mover la harina tamizada junto a la levadura, debe quedar sin grumos.
Montamos las claras a punto de nieve e incorporamos a la masa con movimientos envolventes.
Con el horno precalentado horneamos a 180 º con calor arriba y abajo aproximadamente 45 minutos.Este tiempo puede cambiar en función al horno que usemos. Para saber si el bizcocho está hecho, pinchamos en el centro con un palillo, cuando salga limpio significa que ya está de lo contrario necesita mas tiempo de cocción.
Dejamos enfriar y desamoldamos.
Fuente: este post proviene de Cocina para pobres, donde puedes consultar el contenido original.
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