Me encantan los productos naturales, tradicionales y además de nuestra tierra y por supuesto no podía faltar en mi despensa un buen Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE). De hecho además de la vainilla es uno de mis ingredientes fetiche y si me descuido, al igual que la vainilla un día me los acabo tomando a cucharadas.
He tenido la suerte de contar para hacer esta entrada con la ayuda de Aceites Guadalquivir y en particular con su aceite de gama más alta, el Aceite de Oliva Virgen Extra Buensalud. El aceite obtenido en esta cooperativa ubicada en Villanueva de la Reina, provincia de Jaén, principalmente de la variedad picual, es fruto del buen hacer de los 600 olivareros que la componen y del esfuerzo y dedicación diaria que exige el cuidado del olivar tradicional.
No os perdáis el proceso de este maravilloso bizcocho que veréis como con pocos ingredientes y muy básicos todos ellos, vamos a obtener un postre de auténtico lujo. Además deciros que es un bizcocho que se prepara en muy poquito tiempo y sin ningún tipo de dificultad.
No creo que haga mucha falta que os cuente mucho sobre el Aceite de Oliva Virgen Extra ya que de sobra conocemos todos la cantidad de propiedades beneficiosas que tiene para el organismo y para la salud, pero aún así sí que me gustaría resaltar alguna de ellas. Yo te lo recomiendo si es que no eres consumidor habitual de lo que comunmente se viene a llamar Oro Líquido, ya que tanto para cocinar algún plato, condimentar una ensalada o elaborar algún postre como en este caso, hará que el sabor y la calidad del plato se eleve a 10.
Decir que para elaborar el AOVE se escogen las aceitunas de mejor calidad y se les extrae su zumo nada más recolectarlas del árbol. Se recogen las aceitunas en el estado más óptimo de maduración para la recolección. Son aceitunas que no han fermentado aún, lo que provoca que los niveles de acidez sean mínimos, inferiores a 0,4º, además de unas excepcionales propiedades y sabores y olores intensos afrutados y con unas características tonalidades verdosas.
Respecto a las calorías que aporta el aceite, tomado con moderación es absolutamente recomendable ya que la ingesta de grasas es fundamental para nuestro organismo porque nos aportan la energía necesaria para afrontar nuestras actividades diarias y dentro de las grasas, las más sanas son precisamente las grasas monoinsaturadas que son las que presenta el AOVE.
Como veis, el Aceite de Oliva Virgen Extra no aporta más que beneficios tanto para la salud como para el paladar porque sus aromas y sabores que pueden ir desde sabores con toques afrutados, amargos, dulces y picantes, hacen que nuestros platos adquieran otra dimensión.
Como os contaba, he tenido la suerte de poder degustar tres de las variedades de Aceite Oliva Virgen Extra que se producen en Aceites Guadalquivir, arbequina, frantoio y picual y os aseguro que en casa nos hemos quedado todos maravillados por el sabor y la altísima calidad de las tres variedades.
Casi todo el mundo usa otros aceites vegetales más suaves para hacer repostería, porque temen que les aporte un sabor demasiado intenso a su postre, pero si miráis la foto del bizcocho que yo he hecho y veis el trozo cortado que está encima del propio bizcocho, deciros que Javier mi hijo de 5 años, se lo comió entero él solito nada más sacarle la foto y no paró de decir hasta que se lo terminó…”mmmmm que rico está este bizcocho mamá, ¿con qué lo has hecho?” :-). Es para que os hagáis una idea de lo que aportó este tipo de aceite a la receta porque sin duda fue ese ingrediente lo que lo hizo excepcional y diferente.
Para elaborar el bizcocho, he utilizado la variedad Frantoio, por sus matices dulces y su aroma afrutado y decir que me ha parecido absolutamente maravilloso.
Para terminar y ponernos ya con la receta, deciros también que el AOVE aporta una humedad y esponjosidad a la masa que hacen que casi se te salten hasta las lágrimas de la emoción mientras te comes tu postre.
INGREDIENTES:
400 gr. de harina de trigo de todo uso
4 huevos
250 ml de Aceite de Oliva Virgen Extra
320 gr. de azúcar
1/4 de cucharadita de sal
250 ml. de leche entera
16 gr. de levadura química tipo Royal
1 cucharadita de extracto de vainilla
ELABORACIÓN:
Precalentamos el horno a 180ºC.
Engrasamos un molde de 26 o 28 cm. de diámetro y reservamos.
Tamizamos juntos la harina, la levadura y la sal y dejamos también reservado para más tarde.
En un bol batimos juntos las yemas con el azúcar hasta que hayan doblado su volumen y hayan blanqueado ligeramente.
Añadimos la leche poco a poco y sin parar de batir hasta que se integre completamente.
Añadimos el extracto de vainilla y a continuación comenzamos a añadir el aceite de oliva, de la misma manera que echamos la leche, poco a poco hasta que se integre bien en la mezcla.
Bajamos la velocidad y vamos añadiendo la harina a cucharadas hasta que formemos una crema lisa y sin grumos.
Ahora vamos a montar las claras a punto de nieve y para ello las echaremos en un recipiente completamente limpio y seco, al igual que las varillas con las que montemos las claras que deben de estar también bien limpias y secas para asegurarnos de que las claras monten bien. Batimos el tiempo necesario hasta que estén bien firmes.
Añadimos las claras montadas sobre la mezcla de huevos, azúcar y harina y vamos integrándolas con una espátula y con movimientos envolventes hasta que se integren bien en la mezcla.
10. Vertemos la mezcla sobre el molde y lo introducimos en el horno durante 40 minutos aproximadamente, o hasta que al pinchar en el centro con un palito o brocheta, éste salga completamente limpio.
11. Sacamos el bizcocho del horno y lo dejamos reposar 10 minutos dentro del molde. Después lo desmoldaremos y dejaremos que se enfríe completamente sobre una rejilla.
ALGUNAS ACLARACIONES:
Este bizcocho está bueno por si solo, no necesita ningún aderezo ni acompañamiento pero si quieres puedes echarle un poco de azúcar glass como he hecho yo o incluso cubrirlo con chocolate. Es maravilloso de cualquier manera que se te ocurra.
Es tan sencillo de hacer que incluso no te haría falta de ningún aparato eléctrico para hacer la masa, te valdría con una espátula o una simple cuchara de madera, excepto eso sí para montar las claras a punto de nieve, que si bien se pueden montar también a mano, yo particularmente soy un poco flojucha para estas cosas.
Podéis adquirir estos mismos aceites que os he mostrado y muchos otros en la página online de Aceites Buensalud.
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