Resulta que fuí a un curso de chocolates. Muy bien, perooooo. Para trabajar bien el chocolate necesitas un termómetro, calentarlo a cierta temperatura, enfriarlo, volverlo a calentar. No sirvo para eso, la verdad.
Así que me quedé con la receta teóricamente fácil. Trufas de chocolate blanco. Pero como tampoco sigo las recetas porque nací Colón que se fue a la India y acabó en Las Américas, pues no me cuajaron.
Le echo la culpa al tipo de chocolate que escogí , porque al fin y al cabo alguien tiene que tener la culpa menos yo y usé azúcar invertido.
Si el azúcar invertido os suena a chino, está por todos lados, yo os he puesto el enlace a la receta de mi amigo José Luis de Aisha Kandisha, que lo explica la mar de bien, una de esas personas que vale la pena conocer por el carisma y gran corazón que tiene y además un artista en la cocina,
Así que el resultado, no me cuajaron las trufas lo suficiente, así que, a grandes males grandes remedios.
Y si no os da la gana de hacer azúcar invertido lo podéis sustituir por miel, que a saber es muy parecido el efecto, o eso dijo el profe de chocolates y yo me lo creí, a pies juntillas eh.
Y como no tiro nada si no es que no tiene aprovechamiento, aproveché mis trufas frustradas para hacer un bizcocho. Utilicé la mitad para incorporarla a la masa y la otra mitad para echárselas por encima como si de un glaseado se tratara y la verdad es que me encantó a mi y a mis amigos.
Para las trufas o intento:
375 grs. de chocolate blanco
125 ml. de nata (crema de leche) líquida 35% M.G.
45 grs. de azúcar invertido o 75 grs. de miel
Para el bizcocho:
250 grs. de harina
150 grs. de azúcar
150 grs. de mantequilla a temperatura ambiente
5 huevos
1 sobre de levadura tipo Royal
1 cucharadita de esencia de vainilla
Calentamos la nata (crema de leche) con el azúcar invertido. Cuando arranque a hervir se lo echamos por encima al chocolate blanco y removemos bien con unas varillas manuales hasta que quede bien deshecho. Ponemos en una bandeja y dejamos enfriar. Ya tenemos nuestra crema de trufas.
Batimos los huevos hasta que tripliquen su volumen añadimos el azúcar y batimos hasta que se integre, pero no demasiado para que no se baje. Le incorporamos la mantequilla que habremos deshecho en el microondas y habremos dejado templar y batimos un poco más. Agregamos la harina y la levadura tamizadas. Agregamos la vainilla líquida.
Por último le añadimos la mitad de la crema de trufas frustradas y removemos bien. Forramos un molde con papel de hornear y volcamos la masa.
Horneamos a 180º durante unos 50 minutos. Ya sabéis que hay que pinchar para saber si está hecho y taparlo con papel de aluminio si se os dora demasiado.
El horno siempre con calor arriba y abajo sin aire.
Sacamos del horno y dejamos enfriar 10 minutos sobre una rejilla. Desmoldamos y dejamos enfriar del todo.
Cuando esté frío calentamos un poco el resto de la crema de trufas, por llamarla de algún modo y se la echamos por encima al bizcocho. Si se os escurre, la váis recogiendo con una espátula y para arriba otra vez hasta que no caiga más.
Notas:
Aquí para gastarlas, le puse unas almendritas por encima, que un día de estos pediré comisión a los cultivadores de almendras que parece que se las pongo a todo ya que siempre me sobran.
Y una cosita para los que hacéis postres con chocolate blanco y os parece que no saben mucho a chocolate. El sabor es tan suave que en los bizcochos se pierde, por eso hay que ponerle siempre la esencia de vainilla porque le potencia el sabor.
Espero que os guste el invento, a mi si, jajaja.
¡Feliz Jueves!