Solemos mencionar como sinónimo frutas escarchadas y confitadas, pero no son exactamente lo mismo, aunque sí que están estrechamente vinculadas. ¿Sabes qué son cada una?
Las frutas confitadas son aquellas que han perdido su humedad interior al introducirlas en almíbar y luego cocinarlas en él. Al saturarse de azúcar durante este proceso adquieren su sabor característico y, algo muy importante, este dulce elemento actúa como inhibidor del crecimiento de bacterias por lo que la caducidad de las frutas confitadas es prácticamente infinita.
Una vez pasado ese proceso, estas frutas suelen recubrirse de más azúcar, dando lugar a dos variedades de frutas confitadas: las glaseadas, es decir, el azúcar se espolvorea por encima quedando liso en la superficie de la fruta; y las escarchadas, en las que, como su propio nombre indica, el azúcar queda como escarcha sobre la superficie de la fruta.
Aunque podemos confitar cualquier fruta, es común ver rodajas o tiras de cítricos, cerezas, dátiles, piña, pera o melocotón, entre otros muchos. Podemos degustarlas solas como cualquier golosina, pero lo más habitual es usarlas como elemento decorativo, sobre todo en repostería: dan un toque muy bonito a tartas y bizcochos, son imprescindibles en el Panettone o Pan de Pascua, y estos días, recubren al famoso Roscón de Reyes. Además, a partir de estas frutas se elabora un dulce exquisito: las frutas de Aragón, frutas escarchadas cubiertas de chocolate, que se suelen servir en forma de bombón.
¿Te gustaría saber hacerlas en casa? Una forma fácil es como se muestra en este vídeo, donde se confitan o caramelizan unas rodajas de naranja.
Otro proceso más arduo, el original, pero de resultado igualmente delicioso, es el que se explica en esta receta.
Ingredientes para None comensales
Fruta azúcar almíbar agua 60 centilitros por kilo de frutaLavar la fruta, cortarla en rodajas si es una pieza grande o dejar entera si es pequeña. Pesar la fruta. Cocer con 60 centilitros de agua por kilo de fruta, 15 minutos las piezas grandes, 5 las pequeñas. Escurrir las frutas y colocarlas en una olla de acero inoxidable. Elaborar un almíbar con 350 gramos de azúcar por cada 60 centilitros de líquido de cocción.
Cubrir la fruta con el almíbar y reposar 24 horas. Escurrir la fruta. Añadir 60 gramos de azúcar por 30 centilitros del almíbar. Hervir hasta que se disuelva. Cubrir la fruta con el almíbar y reposar 24 horas. Repetir el proceso de escurrido y adición de azúcar al almíbar durante 8 días más, 10 días en total.
Escurrir la fruta. Concentrar el almíbar en 90 gramos de azúcar por 30 centilitros de almíbar. Cubrir la fruta con el almíbar y reposar 4 días. Escurrir la fruta y sumergirla en pequeñas cantidades con la ayuda de una espumadera durante un segundo en agua casi hirviendo. Secarlas sobre una rejilla en el horno a unos 80 grados.
¿Te gustan las frutas confitadas? ¿Las tomas como golosina o sólo las usas para decorar?