Todos conocemos las novelas de J.K Rowling, donde unos niños ingresan a la escuela de magia de Hogwarts y viven miles de aventuras. Los vemos crecer, acompañados de un sinfín de personajes, hazañas y hechizos que rodean a esta espectacular saga que ha creado un movimiento de seguidores en todo el mundo. Harry fue un personaje que siempre me gustó y me encanta cómo se presenta en la primera película, cuando llega Hedwig, su lechuza y cuando visita el callejón Diagón. Son unos recuerdos muy especiales para mí. Ya que este callejón está inspirado en la calle Victoria Street de Edimburgo, una zona comercial a lo largo de una cuesta muy especial que recuerdo con cariño, ya que he pasado mucho tiempo trabajando en Grassmarket.
La escritora de esta saga escribió gran parte de estas novelas en la capital escocesa. Pasaba tardes escribiendo en la cafetería Elephant House que puedes visitar en una de las avenidas más antiguas de Edimburgo, como es la Royal Mille. También se comenta en los tours guiados por la ciudad, que el internado Hogwarts está basado en el colegio George Heriot. Todo un misterio de magia y hechicería que nunca sabremos a ciencia cierta pero no me digáis que no os lo recuerda a vosotros también.
Pasando a la receta, me he inspirado en los bollitos de bath o bath buns que les ofrece Hagrid a Harry y compañia en cierta ocasión:
"Hagrid les sirvió té y les ofreció un plato de bollos de baño, pero sabían que era mejor que aceptar, habiendo tenido demasada experiencia en la cocina de Hagrid "
Estos bollitos que parecen rechazar los jóvenes aprendices, no es más que un pan dulce, glaseado con leche y con azúcar crujiente. Un manjar de desayuno o merienda perfectos acompañado de un buen té.
Me ha hecho especial ilusión elaborarlos, ya que es una receta deliciosa, son muy esponjosos y el resultado es totalmente mágico. Gracias a Food Fiction División por ofrecernos este reto sobre recetas inspiradas en Harry Potter, en el que participamos esta semana y que podéis ver en su perfil de Instagram.
¡Vamos a la receta! Encendemos los calderos!
Ingredientes: Para 6 bollitos de 90 grs.Para el prefermento:
- 65 grs. harina de fuerza
- 65 grs. agua templada
- 3 grs´. levadura fresca
Para la masa:
- 210 grs. harina de fuerza
- 8 grs. levadura fresca
- 1 huevo
- 3 grs. sal
- prefermento
- 60 grs. mantequilla a temperatura ambiente
- 30 grs. azúcar
- 75 grs. leche templada
Para el glaseado:
- 50 ml. leche
- 30 grs. azúcar
* Azúcar perlado para decorar
Preparación: En primer lugar comenzamos con el prefermento. Mezclamos la harina con el agua templada y la levadura en un bol. Nos ayudamos con una cuchara y haremos una bolita que no amasaremos en exceso. La idea es que se mezclen bien los ingredientes. Cubrimos con papel film.
Lo hacemos la víspera antes.
Ya al día siguiente, hacemos la masa de nuestros bollitos. En nuestra amasadora o en un bol, vertemos la harina, la levadura desmenuzada, el prefermento, el azúcar, el huevo y la sal. Comenzamos amasando estos ingredientes a los que iremos añadiendo la leche templada. Una vez integrada es el turno de la mantequilla. Debe estar a temperatura ambiente.
Nos debe quedar una masa muy blandita y algo pegajosa. Si véis que es difícil de manejar podéis añadir un poco más de harina para el amasado. Boleamos y dejamos levar en un bol cubierto con un trapo hasta que doble el volumen. Aproximadamente entre 1- 2 horas.
Una vez levado, amasamos de nuevo para expulsar al aire y haremos porciones de 90 gramos. Hacemos bolitas que iremos colocando en una bandeja con papel vegetal. Dejamos bastante separación entre ellos porque tienen que hacer un segundo levado. Los cubrimos con un paño y dejamos que doblen de nuevo el volumen.
Mientras tanto podemos preparar el glaseado. Calentamos la leche y agregamos el azúcar. Dejamos que se caliente un par de minutos hasta que espese un poco y reservamos.
Una vez levados nuestros bollitos, precalentamos el horno a 180 grados. Pintamos con el glaseado de leche y añadimos el azúcar perlado. Horneamos unos 20 minutos hasta que estén bien dorados arriba y abajo y volvemos a pintar con nuestro glaseado una vez fuera del horno. Dejamos enfriar en una rejilla... si resistís no probar un pedacito antes!
Al ser bollería del día la debéis consumir pronto o también lo podéis congelar en bolsitas individuales. Como más os guste.
¿Qué tal? ¿Conocíais la historia de estos bollitos de la saga de Harry Potter? ¿Os comeríais uno o también lo rechazaríais? Espero que os haya gustado la receta. Es perfecta para cualquier ocasión y además los podéis consumir así tal cual o añadirle mantequilla, mermelada, nata (crema de leche) o lo que más queráis.
Os aseguro que son súper blanditos y que ofrecerlos a alguien especial es todo un regalo. Mi abuela se encuentra algo pachucha en estos días y se los llevé la otra tarde para la merienda y le hizo mucha ilusión. No perdáis nunca la oportunidad de alegrar a alguien con algo que elaboráis. Para mí, es una experiencia mágica que me reconforta y me anima a seguir en este mundo tan dulce, que tantas alegrías me da.
Vuelvo pronto con más recetitas. Me voy de viaje unos días y espero compartir con vosotros nuevas ideas y propuestas de este experiencia.
Un saludo muy dulce,
Maribel García