Todo un maestro con universo propio, que alterna el blanco y negro con los colores en sus películas, leyendas e historias que unen lo fantasmagórico y lo humano al que admiro desde niña. No se me olvidará la primera vez que vi Eduardo Manostijeras en televisión, el sofá de casa, junto a mi madre y no contaba con más de 7 u 8 años...fue una experiencia mágica. Casi igual que la mía con los postres...
Mi historia con el brownie se remonta a varios años atrás. Diría que algo más de una década. Fue uno de mis primeros postres. De los primeros que hice en el horno de la casa de estudiantes de Sevilla donde vivía en ese momento. Mi familia no ha sido de hornear, más bien de hacer masas fritas por navidad o torrijas. El horno en casa de mi madre, siempre estaba lleno de sartenes o cacharros de cocina. Era un armario más donde almacenar trastes. Eso me hizo tenerle algo más de respeto a este electrodoméstco, pensando que quizás era más difícil de lo que creía.
Mis miedos y temores desaparacieron por estas fechas, en Halloween. Encontré una receta americana, había leído tanto de este postre en revistas o visto en películas, que tenía que animarme a hacerlo. No podía salir mal. Mezclé los ingredientes en su justa medida, disfruté derritiendo el chocolate en el microondas y triturando las nueces con las propias manos. No sabía si aquella masa algo líquida daría buenos resultados...Bajé el horno a 180 grados y allí dejé la bandeja. Vaya dulce espera cargada de incertidumbre. El aroma a nueces al tostarse en el horno de gas parecía aquel de la semillería de mi pueblo, auguraba que estaba saliendo bien el horneado. Pasados 20 minutos, lo abrí y no pintaba nada mal, lo dejé 5 minutos más y lo puse a enfriar en una rejilla. El resultado fue ideal.
Horneado en su justa medida, la capa de azúcar que queda encima del brownie, algunas nueces que se vislumbraban entre el bizcocho, el aroma a chocolate...había creado una delicia elaborada por mí misma. Éste fue el principio de una relación con la respostería que lleva años y conservo esa misma ilusión cuando entro en la cocina. Los temores han desaparecido y sólo tengo ganas de crear y versionar recetas, de cualquier país, que me sigan endulzando la vida y ayudando a conocer más este mundo que tando admiro.
Esta receta es la clásica del brownie americano con nueces, decorado con glasa de galletas. Recreamos algunas caras y gestos de Jack Skellington de la película "Pesadilla antes de Navidad", donde también encontramos a su mascota, Zero, con la nariz naranja en forma de grajea y otro personaje de sus películas como lo es el perrito "Frankenweenie", junto a fantasmas y serpientes al más puro estilo "Beetlejuice". Esta noche de halloween va a ser sin duda muy especial.
Ingredientes: Para un molde rectangular. 12 porciones:
- 4 huevos
- 200 grs. azúcar
- 1 cda. esencia o pasta de vainilla
- 120 grs. chocolate
- 200 grs. mantequilla punto pomada
- 70 grs. harina
- 40 grs. nueces
Para la glasa:
- 200 grs. azúcar glass
- 1 clara de huevo mediano
- un chorrito de zumo de limón
*Lacasitos y lápiz comestible para decorar
Preparación:
En primer lugar comenzamos precalentando el horno a 200 grados.
Disolvemos la mantequilla junto al chocolate en el microondas en intervalos de 20 segundos. Removemos y repetimos el procedimiento hasta que esté completamente disuelto. Reservamos.
A continuación, batimos los huevos junto al azúcar hasta que comience a blanquear, no hace falta montarlo. Añadimos la vainilla, integramos bien y a continuación, vertemos la mezcla de chocolate y mantequilla.
Batimos todo bien con ayuda de unas varillas y tamizamos la harina antes de añadirla a nuestra masa. La vertemos en dos pasos. Una vez todo bien mezclado, sólo quedaría trocear las nueces o los frutos secos que queráis. Añadimos, mezclamos bien y vertemos la masa en un molde rectangular bien engrasado o cubierto de papel vegetal.
Bajamos la temperatura del horno a 180 grados y horneamos unos 25 minutos. Pinchamos con el palillo hasta que salga limpio. Dejamos enfriar completamente en la rejilla.
Para la glasa, batimos ligeramente la clara y, cuando espumee, le agregamos unas gotitas de limón y a continuación el azúcar glass. Poco a poco la iremos integrando hasta obtener un espesor ligero que nos permita decorar nuestro brownie. Llevamos a la manga con la boquilla M 2 de Wilton y decoramos haciendo siluetas y círculos. Complementamos con lacasitos y, pasado un tiempo hasta que la glasa solidifique, terminamos dibujando con lápiz comestible o chocolate.
Conservamos en recipiente hermético por varios días o dividimos en bolsitas y a repartir en Haloween ¿Truco o trato?
¿Qué te pareció la receta? Cuéntame si también lo sueles hacer por estas fechas y qué decoración te gusta más. Entaré encantada de leer vuestros comentarios e ideas para mejorar este tipo de postres tan conocidos y versionados de tantas formas.
Podéis consultar otras modalidades de esta receta como el brownie a los tres chocolates o el brownie cheesecake de calabaza y galletas oreo que viene genial para Halloween.
Os mando un terrorífico saludo. Ya me comentáis cómo celebráis Halloween en otros países. Me encanta esta fiesta.
Maribel García