Se cree que la primera sociedad que consumió buñuelos fue la morisca. Los humildes ciudadanos que habitaban los territorios del sur de la Península Ibérica y ocupaban puestos de trabajo de baja categoría, desempeñaban el oficio de vendedores ambulantes de buñuelos.
En las ciudades de Sevilla y Granada eran postre típico los buñuelos fritos en aceite cubiertos de miel. Esta especialidad fue adoptada más tarde por los gitanos tras la expulsión morista y perpetua hasta la actualidad.
Pero sabemos que la mayoría de los dulces tienen un origen árabe y desde el siglo XVI en España se encuentran recetas de buñuelos y se dice que es uno de los postres favoritos de los árabes que estaban aposentados en Granada, eran los buñuelos de agua miel, este manjar se freía y posteriormente se bañaban en miel hirviendo.
Es una gran tradición gastronómica en nuestro país, sobre todo el Día de Todos los Santos, Cuaresma o en las Fallas de Valencia.
En América Latina como México y Colombia, los buñuelos forman parte de la cena de Navidad junto con las natillas. En definitiva que este postre sera por excelencia una tradición en España y en otras culturas.
Desde aquí quiero dar las gracias a los pasteleros por que se han convertido en auténticos guardianes de la tradición.
INGREDIENTES:
Para veinte buñuelos
Para la masa
225 gr de harina tamizada
1 pizca de sal
1/2 sobre de levadura Royal
10 cl. de agua
1 huevo
el zumo de medio limón
el zumo de media naranja
4 cucharadas soperas de azúcar glas
Para el sirope
225 gr. de azúcar
15 cl. de agua
4 cucharadas soperas de miel
aceite de freír
ELABORACIÓN PASO A PASO:
Poner en una ensaladera la harina, las sal y la levadura. Es importante tamizar la harina, para evitar que se formen grumos.
Añadir el huevo, el zumo de limón y el zumo de naranja
Mezclamos y dejamos reposar una hora a temperatura ambiente.
En un cazo ponemos a calentar el agua con el azúcar y llevamos a ebullición
Dejamos hervir durante 2 minutos y añadimos la miel
Dejamos calentar unos 5 minutos a fuego lento para hacer un sirope.
Freír los buñuelos en la sartén con aceite de oliva, bien caliente. Poner una cucharada sopera de masa en el aceite de freír y dejar cocer unos 5 minutos, repetir la operación hasta que se nos acabe la masa.
Vamos dejando los buñuelos sobre papel absorbente, en un bandeja.
A continuación sumergimos los buñuelos uno a uno en el sirope de miel, girándolos con la ayuda de un tenedor.
Escurrimos ligeramente los buñuelos y los colocamos ordenadamente en un plato de servir y espolvorear con azúcar glas.
Ya tenemos listos nuestro buñuelos, ahora solo nos queda, darnos prisa para pillar alguno antes de que los demás miembros de la casa se los coman.
Buen provecho.
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