Es fácil que en alguna receta te hayas encontrado con este misterioso ingrediente: buttermilk. Si traducimos al castellano: mantequilla y leche, o leche de mantequilla.
Y seguro que te ha surgido la pregunta: ¿y dónde puedo comprar ésto? Las grandes superficies nos lo ponen fácil y, ahora es relativamente fácil encontrarlo en la zona refrigerada de lácteos. Digo relativamente porque, no lo tienen en cualquier supermercado y mucho menos en tiendas pequeñas.
Por poneros un ejemplo, en Lidl y Carrefour sí "suelen" tenerlo.
Vale, vale,... Pero, ¿qué es el buttermilk?
El buttermilk es un producto lácteo, concretamente, es el suero de la mantequilla. Su sabor es algo ácido, y como el resto de lácteos hay que conservarlo refrigerado, y en caso de comprarlo, hay que tener en cuenta su fecha de caducidad o de consumo preferente.
Este suero extraído de forma natural del proceso de elaboración de la mantequilla es consumido en muchos países como bebida digestiva y a la que se le atribuyen gran cantidad de beneficios.
El buttermilk, en la cocina y sobre todo en repostería, suele utilizarse en recetas que contengan bicarbonato sódico para contrarrestar el ácido de éste. Aporta además un extra de jugosidad, esponjosidad y sabor a las recetas en que se le incluye.
¿Qué pasa si no lo encontramos o si no nos apetece salir a la calle a comprarlo? Pues que lo podemos hacer casero y con ingredientes que seguro tienes en casa: leche y limón o vinagre.
- 1 vaso de leche desnatada (250 ml.)
- 2 cucharadas soperas de zumo de limón (si no tenéis limón, vinagre)
Mezclar la leche con el zumo de limón (o con el vinagre) y dejar reposar durante 12 minutos. Apreciaréis como la leche parece cortada y se vuelve más densa.
Mi recomendación es que preparéis sólo la cantidad que vayáis a utilizar. Es tan rápido y fácil que no es necesario preparar más de la cuenta.
¿Por qué os dejo esta receta? ¡Está claro! Porque la vamos a necesitar en próximas recetas.
Gracias por suscribirte, Un beso. Chus