Este mes nos ha tocado en el reto de cooking the chef un cocinero que yo creía que habría sido propuesto en retos anteriores. Porque, vamos a ver, cuando alguien te nombra: un reto en el que se propone cocinar platos de chefs conocidos. A mí, inmediatamente, el primero que se me ocurre es él ¡El primero! Es él: Ferrán Adriá.
Quizás porque es español, por lo innovador de su cocina, porque ha estado muy frecuentemente en medios de comunicación, porque El Bulli ha sido nominado como el mejor restaurante del mundo. No sé. El caso es que me llevé una sorpresa cuando, como celebración del segundo aniversario,Abril y Aisha nos propusieron a este chef. Una sorpresa y un poco de recelo. ¿Podré?
Como tuve un poco de miedo, empecé a mirar recetas que fuesen asequibles a mis manos y mi tiempo. He descubierto que Ferrán Adriá es un cocinero que toca todos los palos. Tiene recetas facilísimas, recetas tradicionales elaboradas de forma “normal” y recetas de cocina molecular inalcanzable para una comida de cuatro amiguetes.
Primero empecé pensando en hacer alguna de las fáciles, luego me animé con una la tradicional, pero poco a poco me fui animando al pensar en las esferificaciones y me dije a mí misma, “¿Y si lo pruebas? No tienes nada que perder”.
Bueno, eso no es cierto. Si he perdido algo y ha sido ¡tiempo! Porque, de inicio, he probado dos preparaciones. Primero ensayé con unas esferificaciones de Oporto para acompañar a un buen solomillo. No hubo forma de que aquello se hiciese bola. Ponía el Oporto con la mezcla de alginato, tal y como ponía en la receta del kit de esferificaciones que me he comprado y ¡nada! Aquello se disolvía como si fuese el agua del río en el mar.
Para no renunciar tan fácilmente, y pensando que quizás, quizás se debía a que la disolución era muy líquida, cogí un brick de gazpacho y empecé desde el principio. ¿Qué pasó? Esta vez ocurrió al revés: se me quedó una bola totalmente cuajada, de forma que te la ponías en la boca y la tenías que mascar. La teoría era que se debía quedar una esfera con una película alrededor que se explota cuando te la pones en la boca ¡Pues, no! Me resultó un bocado, tipo gominola, de gazpacho.
En fin
A punto de tirar la toalla se me ocurrió meterme en la página web de los hermanos Adriá (Albert y Ferrán). Una página muy chula donde podéis encontrar recetas escritas acompañadas de un video de la preparación. Y ¡lo hacían tan fácil! Que me dije habrá que hacer un último intento. Me decidí por el caviar de melón. Ni corta ni perezosa me fui a comprar los ingredientes Pero, ¡claro! En un pensat i fet (como se dice en mi tierra) no se pueden hacer las cosas: El melón Cantaloupe no lo encontré en los supermercados que visité, por eso compre un melón piel de sapo. Por cierto que, como no es temporada, me gasté lo que en verano puede costar unos 10 melones. Pero, bueno
Tenía miedo de hacer la receta porque quizás el melón piel de sapo tiene más líquido, igual no sale, etc, etc.
Puesta manos a la obra el resultado me dejó impactada ¡Funciona! Se hacían las bolitas, quedaban bien Se pueden comer
Y ahora os pongo la receta:
Ingredientes:
1 melón Cantaloupe de 500 g (yo utilicé melón piel de sapo, por ser una caga-prisas)
2 g de Algin
6,5 g de Calcic
1000 g de agua
El Algin y el calcic son polvos que se pueden comprar en tiendas de repostería.
Elaboración:
Pelar y despepitar el melón. Triturar su carne.
Pasar el jugo obtenido por un colador de tela, de forma que se quede la pulpa separada del jugo.
Conseguir 250 ml de jugo de melón. Guardar en la nevera.
Mezclar Algin con 1/3 parte del jugo de melón. Triturar con un túrmix hasta conseguir una mezcla homogénea y sin grumos. Mezclar con las 2/3 partes restantes, colar y guardar a temperatura ambiente durante 30 min.
Hacer el baño de Calcic, disolviendo el Calcio en el agua con la ayuda de un batidor.
Poner la mezcla en un recipiente que permita conseguir una altura de unos 5 cm. Guardar.
Llenar 1 jeringa con la mezcla de jugo de melón y algin. Escudillar gota a gota en la mezcla de agua y Calcic. Dejar 1 min.
Colar y lavar el caviar de melón obtenido en agua fría, escurrir bien el exceso de agua.
Ponerlas bolitas de caviar de melón en cucharas y adornar al gusto.
Yo creo que esta preparación sirve como bocadito de postre pero también como adorno, se me ocurre, por ejemplo por encima de una macedonia o de un helado de melón... para usar la imaginación.
Mi opinión: me ha parecido un experimento interesante. Y digo exactamente eso: “experimento”. Es como jugar con un quimicefa. Y punto. Nada más que decir. Creo que, las huevas que yo cociné no merecen la pena ni como sabor ni como textura ni como espectacularidad. Sé que éste será uno de los platos que no volveré a elaborar. Me rindo. Puede que pruebe con esferificaciones con otros ingredientes. ¿Guisantes, quizás?