Mi impresión general de Chiclana fue muy positiva, teniendo en cuenta que está el pueblo y las zonas de playa. En el pueblo solo estuvimos de paso, pero me gustó: estaba bastante limpio, con las fachadas adecentadas y, a pesar de las fechas casi otoñales, con cierta vidilla turística. En cuanto a Novo Sancti Petri es el clásico destino de verano, una zona cuajada de apartamentos y hoteles, muy bien cuidada y que, supongo que por las fechas, respiraba paz y sosiego. Me encantó.
¿Y para qué fuímos a Chiclana? Pues para disfrutar de una cena, premio de un concurso al que me presenté, en el Restaurante Zahara dentro del Resort del Hotel Barceló Sancti Petri. Lamentablemente, el premio no incluía el alojamiento para esa noche y decidimos pernoctar el cercano Hotel Vincci Costa Golf que era algo más económico.
Nuestra cena comenzó con una degustación de aceite y sal al vino tinto para acompañar a la increíble variedad de panes de servicio (aceitunas, nueces, integral, pasas, etc.) junto a un aperitivo que no pude descifrar (a mí me pareció una mousse de pescado y verduras con cebolla caramelizada; muy rico por cierto), cortesía de la casa, que precedieron al entrante de jamón ibérico con tosta de pan de chapata y chupito de salmorejo. Me encantó en concepto del pan cortado en finas láminas para poder mojar en el salmorejo: un entrante tradicional, pero con un punto de originalidad.
A continuación, vinieron los platos principales: taco de atún de almadraba con chícharos salteados de Chiclana y su chicharrón más bacalao confitado con espuma de pil pil, salsa del piquillo y crujiente de espinaca. Los pescados estaban excelentes (mejor, obviamente, el atún por ser de la zona), las guarniciones mejorables, la de chícharos en ejecución y la del pil pil y piquillos por presentación y cantidad, pero en conjunto un notable.
Y, por último, los postres: tiramisú y macaron fondant de chocolate con sorbete de frambuesa. Para mí, los tamaños eran demasiado grandes para un postre y, de hecho, no pude acabar ni el mío ni el tiramisú de mi marido.
El servicio de sala fue exquisito y sobresaliente, salí encantada. En resumen, una cena muy agradable y que sin duda repetiría y recomiendo. Lo malo es que para repetir, habrá que esperar al año que viene, pues el 27 de octubre el hotel cierra sus puertas a las 15:00, finalizando la temporada de verano, que volverá a iniciar en abril del 2014.
Y poco tiempo nos quedó, pues el domingo desayunamos y a las 12 estábamos ya iniciando nuestro periplo de vuelta que duró 3 horas. Pero, mereció la pena. Solo puedo dar las gracias a todos los que hicieron posible que me sintiera como una reina en ambos establecimientos.