El equilibrio dietético no se consigue tan sólo con la comida, aunque ésta supone cerca del 35% de la energía diaria que necesitan las personas. Es nuestra responsabilidad inculcar buenos hábitos alimenticios, que pasan por un consumo variado de alimentos y por el respeto de todas las comidas importantes, que incluyen el desayuno y la cena.
Una cena sana
Si controlas los alimentos que habéis tomado a la hora de comer, podréis elaborar una cena variada para completar el aporte alimentario que todos debemos consumir a lo largo de un día, fundamental para su normal desarrollo y aporte de energía. Para ello, también debes tener en cuenta las raciones aconsejadas de los distintos grupos básicos de alimentos y la frecuencia recomendada (cuántas veces a la semana) para satisfacer los requerimientos diarios de energía y nutrientes.
Si comes bien, duermes mejor
Algunos alimentos favorecen un buen sueño. En cambio, otros lo perturban y pueden ser la causa de que no podamos dormir todo lo bien que debería.
Se ha demostrado que nuestra dieta, lo que comemos a diario y las condiciones en las que lo hacemos, ejerce una influencia notable en la calidad de nuestras horas de sueño.
Entre los alimentos que favorecen un buen descanso están el pan, la leche, los cereales, la miel, las patatas, la pasta, la lechuga, el aguacate, el pavo, el plátano… Mientras que no ayudarán al descanso las cenas abundantes o muy especiadas, aquéllas que son tan ligeras que, al cabo de unas horas, nos despertaremos con hambre, beber mucha agua, el café, el té, el chocolate, los espárragos, los embutidos, los quesos, las coles, los pimientos, las frituras… perturbarán nuestro sueño.
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