Ingredientes para la base:
80gr de galletas Speculoos
35gr de mantequilla derretida
Ingredientes para el relleno:
150gr de chocolate para fundir
340gr de queso de untar
100gr de azúcar
1 huevo grande
125gr de yogur griego
1 cucharada de pasta de vainilla
Preparación:
Engrasamos el molde desmontable y cubrimos el fondo con papel de horno antidherente.
Trituramos las galletas y las mezclamos con la mantequilla derretida hasta conseguir una mezcla arenosa húmeda.
Cubrimos toda la parte inferior del molde y parte de los laterales con la mezcla de las galletas y mantequilla, apretando bien con la ayuda de una cuchara para que no se derrumbe y reservamos en el congelador.
Precalentamos el horno a 180º.
Fundimos el chocolate en microondas o al baño maría y esperamos a que temple.
En un bol batimos el queso de untar con el yogur a velocidad media hasta que esté suave, y añadimos poco a poco el azúcar batiendo sin parar.
Vertemos el chocolate derretido en el bol y removemos hasta que se integre.
Batimos el huevo en un recipiente a parte hasta que espume y lo añadimos al bol, removiendo a velocidad suave hasta que esté perfectamente integrado con la masa.
Por último, añadimos la vainilla y volvemos a remover lentamente.
Retiramos el molde del congelador y vertemos la masa en él.
Horneamos durante 20-25 minutos, hasta que los bordes se vean hechos pero el centro tenga aspecto de flan.
Retiramos del horno y pasamos con cuidado un cuchillo por los bordes para despegar la tarta y evitar que se agriete la superficie.
Dejamos que se enfríe a temperatura ambiente, la cubrimos con papel film de cocina y la refrigeramos durante al menos dos horas.
Espolvoreamos con cacao, y servimos.
Notas:
Las galletas Speculoos podéis encontrarlas ahora mismo en Lidl, en un envase verde en la zona de cositas de Navidad.
La pasta de vainilla la tenéis en Galletilandia haciendo click aquí.
Podéis usar chocolate con leche para fundir, o chocolate blanco, en lugar del normal de repostería si no os gusta el sabor del chocolate fuertecito. Eso sí, si usáis el blanco vigilad la cantidad de azúcar que ponéis y reducid la cantidad, no vaya a ser que quede demasiado empalagoso.
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