Os preguntaréis, ¿cómo lo has hecho? ¿Tienes churrera? No, porque mi madre tiró la nuestra al no usarla nunca, pero María me dio la clave: la boquilla 1M de Wilton.
Ingredientes:
200gr de harina
320gr de agua
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de levadura en polvo
Preparación: Empezamos calentando el agua en una olla, y cuando hierva retiramos del fuego, añadimos la mezcla de harina, sal y levadura y batimos bien (ojo, la masa es dura, si no tenéis unas buenas varillas es mejor que lo hagáis a mano). Dejamos enfriar la masa unos minutos, la ponemos en la manga y vamos haciendo los churros del largo que queramos. En cuanto los tengamos los freímos en aceite abundante y en cuanto estén dorados ya están listos para espolvorearlos con azúcar.
Como dice María, esta cantidad da para bastantes churros, y ella aconseja poner los que no vayamos a comer en una bandeja con papel antiadherente, separados, y congelarlos antes de freírlos. Una vez que estén congelados los pasamos a una bolsa de congelación, y así podremos disponer de churros recién hechos en cualquier momento.
Con esta receta doy la bienvenida a una nueva etapa en el blog. Como veis he cambiado no sólo el aspecto, sino también el contenido. Es una especie de versión 2.0, donde espero que todos os sintáis más cómodos a la hora de leer o de buscar algo, porque al fin y al cabo, este blog está aquí gracias a vosotros.