Harmath Eszter comenta que "Kuglóf es el verdadero dulce "de temporada". Todo depende del sabor: los sabores de chocolate, canela y pasas funcionan mejor en invierno, y la frescura y sabores del limón y la frambuesa en primavera y verano. La receta básica es la misma; para las frambuesas, mezclar un poco de salsa de frambuesa fresca, o espolvorear con frambuesas liofilizadas después de glasear con azúcar glas. Para la versión de chocolate, mezclar pasta de chocolate o caramelo (de esas que se derriten durante el horneado). En nuestro caso, el kuglóf de limón desaparece en minutos como si ¡Nunca hubiera estado allí!"
¿Me acompañas a elaborar mi versión de este Kuglóf de limón? Pues vamos con los ingredientes que vamos a necesitar:
200 g de harina
1/2 paquete de levadura en polvo
1 paquete de azúcar de vainilla
5 huevos
100 g de azúcar
100 ml de leche
100 ml de aceite
1 limón pequeño
Para el glaseado:
150-200 g de azúcar en polvo
1 limón
Un sobre de azúcar avainillado pesa 8 gramos. Yo no tengo azúcar avainillado y lo voy a sustituir por esencia de vainilla, y vamos a añadir 1/2 cucharadita de esencia de vainilla.
Un sobre de levadura equivale a cuatro cucharaditas de esta, por lo que elaboraremos este dulce de limón agregando 2 cucharaditas de levadura.
Preparación:
Preparamos tanto los ingredientes como los utensilios que vamos a necesitar. Untamos con mantequilla y enharinamos el molde que hemos elegido. Tamizamos la harina junto con la levadura y reservamos. Extraemos la ralladura de un limón y exprimimos reservando también su zumo. Precalentamos el horno a 180ºC con calor arriba y abajo.
Separamos las yemas de las claras, introduciéndolas en boles diferentes.
Primero mezclamos las yemas con el azúcar y batimos con ayuda de un procesador de alimentos hasta conseguir una mezcla de color blanquecino. Añadimos el aceite, la leche y la esencia de vainilla y seguimos batiendo.
Agregamos la ralladura de limón a la mezcla de ingredientes secos tamizados y mezclamos. Incorporamos, poco a poco, la mezcla de ingredientes secos tamizados y mezclamos hasta que estén bien integrados.
Por otro lado, montamos las claras a punto de nieve. Un truco para que resulte más fácil es añadirle una pizca de sal. Agregamos las claras montadas y mezclamos con movimientos envolventes. Y, finalmente, el zumo de limón.
Vertemos la masa en el molde, llevamos al horno y horneamos durante 40 minutos a una altura media baja.
Trascurrido este tiempo, sacamos del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla, al menos, unos 15 o 20 minutos antes de desmoldar. Si lo hacemos antes, se va a romper y no quedará presentable. Una vez desmoldado, lo dejamos enfriar completamente sobre la rejilla.
Ahora preparamos el glaseado, para ello, reservamos la ralladura de limón, solo la parte amarilla, y extraemos su zumo. En un bol introducimos 150 g de azúcar glas tamizada, añadimos el zumo de limón y mezclamos. A mí me gusta que no quede demasiado ligero por lo que le voy añadiendo, poco a poco, más azúcar para que el glaseado sea más denso, hasta que tenga la textura que deseo.
Presentación:
Una vez que se haya enfriado por completo el bizcocho, rociamos con el glaseado por encima y espolvoreamos la parte superior con la piel de limón rallada.
Cuando lo pruebes te va a sorprender su esponjosidad y suavidad, con un toque cítrico que le aporta frescura. Una delicia que podrás tomar tanto en el desayuno como en la merienda.
Bon appétit!