La receta que os traigo hoy fue mi propuesta tardía (llegó fuera de plazo) al concurso de cocina medieval del Medievalia 2017, un mercado temático que se celebra cada año en mi ciudad a mediados de Mayo. El caso es que, en los días en que se tenía que presentar la receta, estaba en un curso de cocina catalana en la escuela de hostelería y nos dijeron a los participantes que podíamos presentar la receta hasta unos 3 días después. Pero no fue así, cerraron el plazo y la receta de mi compañera y la mía quedaron presentadas pero no entraron en concurso, por lo que probablemente me la guarde y la presente de nuevo el año que viene.
Pero como ya está hecha, aquí la traigo. Fue un experimento que salió riquísimo, y a la primera.
Las normas para la presentación de la receta eran varias (referidas a la cocina medieval catalana), pero entre ellas había varios puntos importantes (al menos para mí):
en esa época era rara la casa que tenía un horno, así que cocinaban al fuego, poniendo a veces brasas sobre la tapa del utensilio que estuvieran utilizando;
la leche de vaca quedaba relegada a los quesos, y se usaba más la de cabra;
las frutas más comunes de esa época eran manzanas y peras (entre unas cuantas más);
se utilizaba el azúcar para cocinar y como conservante;
para aromatizar se usaba, entre otros, el extracto de flor de naranjo.
Le di muchas vueltas a hacer un plato salado, algún tipo de guiso o de pastel de carne, pero no se me ocurría nada que fuera mínimamente original. Y al final, para variar, me fui a lo dulce.
Esta receta es el resultado de mezclar varias cosas que he hecho anteriormente y ponerlas en un molde que no había usado aún para estos fines: una sartén. Y os aseguro que el resultado es espectacular. Solo hay que tener paciencia y el fuego bajo, una sartén antiadherente o con papel de horno en el fondo y una tapa.
Y después de todo este rollo, vamos con la receta.
Ingredientes para 1 coca (en una sartén de 22 cm):
3 peras conferencia
2 cucharadas de azúcar (para las peras)
30 ml de agua (para las peras)
2 huevos camperos
1/2 taza de azúcar
1 y 1/2 tazas de harina floja
1/2 taza de leche de cabra
1/ cucharada de bicarbonato sódico
1 cucharadita de vinagre de vino blanco
Preparación:
1.- Pelamos las peras, las abrimos por la mitad y las descorazonamos. Yo les quité un trozo de la parte superior para que al colocarlas en círculo en el fondo de la sartén (en forma de pétalos de flor) cupiesen todas bien.
2.- Ponemos la sartén con la tapa al fuego medio con las peras, el azúcar y el agua. Las tendremos hasta que se evapore el agua, dando la vuelta a las peras cuando sea necesario. Cuando no quede agua, destapamos y dejamos que se forme un poco de caramelo.
3.- Mientras se hacen las peras preparamos la masa de la coca. Batimos en un bol los huevos con el azúcar hasta que sean una crema fina.
4.- Añadimos el agua de azahar y la leche de cabra y removemos bien.
5.- Tamizamos la harina y la incorporamos al bol. Mezclamos sin batir.
6.- Por último, disolvemos el bicarbonato en el vinagre y lo añadimos a la masa. Removemos bien.
7.- Volcamos la masa sobre las peras en la sartén (cuando hayamos llegado al punto 2) procurando que llegue a todos lados. Las peras las habremos dejado con la parte exterior (redondeada) tocando el fondo de la sartén.
8.- Bajamos el fuego (en vitrocerámica estuvo al 2 unos 30 minutos y luego al 3 otros 20 minutos). Tendremos la sartén tapada todo el tiempo.
9.- Cocinamos hasta que veamos que se está cuajando (vigilando el fuego, se irá despegando cuando esté bien hecho en la superficie y haremos la prueba del palillo, que deberá salir con parte de la masa pegada y desmigada, y ya no líquida) y le damos la vuelta. En este caso le di la vuelta habiendo puesto papel de horno sobre la coca, por lo que al girarlo quedó sobre el papel. Eso me fue muy bien para sacarlo de la sartén. Lo dejamos unos 5 minutos más, siempre tapado, y ya estará listo.
Y para terminar…
La parte que queda ahora encima es la que ha estado todo el tiempo sobre el fondo, y debería tener un bonito color tostado, en parte gracias al poco de caramelo que se ha hecho con las peras. Para servirla el punto final será espolvorearla con azúcar glacé.
Creo que os va a encantar. Resulta esponjosa, dulce, pero no demasiado, y con un toque diferente a las cocas y bizcochos clásicos.
Espero que os guste. Yo no voy a tardar en repetirla…
¡Que aproveche!