Por otro lado, mi amigo Carlos me trajo más membrillos y, no se queda ahí la cosa, mi amigo Miguel también me trajo membrillos, así que, para vosotros, que me traéis esta fruta de temporada para que me inspire y haga recetas nuevas, va esta deliciosa compota de membrillo.
Los ingredientes que vamos a necesitar son:
Para la compota:
3 membrillos
c/n de agua
2 cucharadas de azúcar
1 ramita de canela
3 manzanas
125 g de frambuesas
Para decorar:
azúcar
canela
hojas de menta
La receta original se elabora con 350 gramos de membrillo, 1 cucharada o 50 gramos de azúcar, 1 ramita de canela, agua, 500 gramos de manzana, 125 g de frambuesas y 1 cucharada de azúcar glas.
Preparación:
Lavamos y secamos bien los membrillos y las manzanas. Pelamos los membrillos con un pelador y los cortamos a gajos o en daditos como me gusta a mí, eliminando el corazón. Introducimos en una olla, cubrimos con agua y añadimos el azúcar y la canela. Ponemos al fuego, llevamos a ebullición, cubrimos con una tapa y cocemos durante 30 minutos a fuego medio.
Mientras, pelamos las manzanas y cortamos en daditos. Añadimos la manzana y cocemos durante 15 o 20 minutos, dependiendo del tipo de manzana, a fuego lento para que no se deshaga. Pero si se deshace no pasa nada porque también va a quedar riquísimo.
Apartamos del fuego y cuando esté templadito, destapamos y añadimos las frambuesas. Las frambuesas darán brillo y color a nuestra compota.
Presentación:
Servimos en copas de cóctel y espolvoreamos un poco de azúcar con canela. Me encanta esta mezcla, su color, aroma y sabor combina de maravilla con la compota de frutas. Para terminar, decoramos con unas hojitas de menta del jardín. Y podemos rematar nuestro postre con una ramita de canela.
La compota me transporta a mi infancia, recuerdo a mi madre en la cocina mientras la hacía, recuerdo ese aroma inconfundible a fruta tierna y canela. Recuerdos bonitos que marcan.
Mi madre hacía compota de casi todo lo que recogía del huerto, pero la que más recuerdo es la de membrillo y la de manzana. Las envasaba y teníamos compota casi todo el año. Cocina de antes, cocina de aprovechamiento, cocina que no se debe perder, ¿no crees?
Bon appétit!
Fuente: este post proviene de Pequeños Accidentes, donde puedes consultar el contenido original.
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