En él combinaremos, marisco y carne, consiguiendo una receta de mar y montaña, muy sencilla de hacer y deliciosa.
Podemos dejarla preparada de un día para otro; así, su sabor será más intenso.
Espero que os guste y os animéis a prepararla.
Ingredientes (2 personas)
1/2 conejo cortado a octavos
6 cigalas
1/2 cebolla
3 cucharadas soperas de tomate triturado al natural
Pimentón
50 ml de vino blanco seco
1 vaso de caldo de pescado
4 almendras tostadas
1 diente de ajo pequeño
Perejil
3 gr de chocolate negro (72% de cacao)
Sal
Pimienta negra
Aceite de oliva
Preparación
Pondremos al fuego una cazuela con aceite, cuando esté caliente añadiremos las cigalas y las dejaremos dorar ligeramente.
En el momento que las tengamos, las retiraremos y las reservaremos.
En la misma cazuela y con el mismo aceite, pondremos a dorar el conejo previamente salpimentado, cuando esté dorado, lo retiraremos y reservaremos.
Añadiremos un poco más de aceite en el caso que sea necesario, agregaremos la cebolla previamente rallada y dejaremos que se poche.
Incorporaremos un poco de pimentón, removeremos para evitar que se queme, agregaremos el tomate y una pizca de sal y dejaremos que se haga el sofrito.
Agregaremos el vino, dejaremos que reduzca el alcohol, añadiremos el conejo y el caldo de pescado, dejaremos cocer a fuego bajo durante 15 minutos.
Trascurrido esté tiempo, añadiremos una picada que habremos hecho al majar las almendras, el ajo y el perejil, removeremos para que se integren y dejaremos cocer otros 10 minutos.
Transcurrido este tiempo, añadiremos el chocolate a la salsa previamente desmenuzado, removeremos un poco para que se deshaga y se integre.
Rectificaremos el punto de sal o añadiremos un poco más de caldo, en el caso que fuera necesario.
Incorporaremos las cigalas y dejaremos 1 minuto más, para que se integren.
Ya tendremos preparado nuestro conejo con cigalas para servir. Esta receta, es perfecta para dejarla preparada de un día para otro.
Las cigalas las guardaremos por separado y las dejaremos reservadas, para añadirlas en el último momento, para que su punto de cocción no se pase.