Al ser un marisco un producto delicado, es recomendable seguir algunas indicaciones para evitar contaminaciones en el sabor y en el olor. No solo hay que congelarlo bien, sino que también es necesario seguir unas pautas para su descongelación y su posterior tiempo en nevera.
Cada marisco tiene su truco. Pero de manera general podemos decir que el buey de mar, bogavante, centolla, y la nécora siguen las mismas pautas para el proceso de congelación. Se pueden congelar una vez cocidos sin problema.
Es necesario primero matar a la pieza (en agua dulce o en un poco de vinagre) y luego cocerla en una cazuela durante 15 o 20 minutos contando desde que el agua vuelve a hervir una vez se ha introducido el animal.
Se deja enfriar y se debe envolver en papel de aluminio y luego con unos paños. Por último se meten en una bolsa de plástico para aislarlos lo más posible y se colocan en el congelador con las patas hacia arriba para que no pierdan el caldo.
El sabor del producto y sobre todo su textura puede que se vea un poco modificada, sin embargo puede aguantar bien durante unas semanas. También se puede congelar ya desmenuzado, ya que la carne se reseca menos si tienes previsto utilizarla en salpicones, sopas o mousses.
Para descongelar, es recomendable sacarlo dos días antes de su consumo y colocarlo en la nevera.
En general, el marisco es un producto que debe consumirse como muy tarde dos días después de haberlo comprado, aunque de esta manera, congelándolo, se pueden alargar su vida y administrarlo mejor. Sin embargo, no todos los mariscos soportan bien la congelación. Por ejemplo, el percebe, se recomienda NO congelarlo ya que pierde varias de sus propiedades, ya que su consumo, al contrario de los anteriores se aconseja caliente.
Si queréis planificar vuestro menú y congelar algunas piezas, recordad que nosotros podemos cocer previamente el marisco que deseéis y así prepararlo directamente para la congelación.