Me encanta lo tierna que queda las carne estofada a fuego lento, así que cuando mi madre me dio un trozo de cordero no me lo pensé dos veces y a la cazuela fue después de un par de días a adobar.
El resultado una carne blanda y deliciosa, acompañada de patatas impregnadas con todo el sabor de la salsa. Si quieres que ésta te quede más suelta es mejor que frías las patatas a parte y las añadas al final en lugar de cocerlas en la cazuela.
INGREDIENTES:
700 gr. de cordero por el costillar en 4 trozos
romero
tomillo
orégano
sal
pimienta
brandy
aceite
una cebolla
dos dientes de ajo
1/4 de pimiento verde
4 zanahorias
un tomate
chorro de vinagre de jerez
caldo de verduras
INGREDIENTES:
Un par de días antes adobar el cordero con la siguiente mezcla: sal, pimienta, romero, tomillo y orégano frescos, un buen chorro de brandy y otro de aceite. Mantenerlo en la nevera.
Escurrimos la carne del adobo y la doramos en aceite en una cazuela. Reservamos.
En el mismo aceite pochamos la cebolla y los dientes de ajo picados. Incorporamos el pimiento verde bien menudo, las zanahorias en rodajas, el tomate rallado y dejamos unos minutos más.
Añadimos un chorro de vinagre y otro de brandy, dejamos evaporar. Incorporamos los trozos de cordero, una rama de tomillo y romero y cubrimos con caldo de verduras. Dejamos hervir y cocinamos a fuego lento sobre una hora y media. El caldo se irá consumiendo y la carne quedaré tierna y llena de sabor.
Podemos añadir unas patatas chascadas la última media hora para que se cocinen con el cordero y se impregnen de la salsa, como hice yo, o freírlas y añadirlas en el último momento.