Vais a quedar alucinados de lo buena que está y ni que decir que es apta para todo la familia, tanto grandes como pequeños.
La crema de calabaza con ricotta es muy sencilla de hacer, sólo tenéis que poner en un bol los ingredientes y triturarlos para, una vez servida, decorar por arriba con queso o semillas.
Otra opción, como ya os propuse en otra crema de calabaza que os compartí hace un tiempo, es ponerle un huevo pasado por agua encima… Si lo hacéis y mezcláis con la crema veréis qué sabores se os crean en la paladar. Sólo de pensarlo nos entra hambre
Pues nada, os dejo la receta por si la queréis hacer para cenar… ¡Os da tiempo!
Ingredientes para hacer la crema de calabaza
500 gr. de calabaza asada
200 gr. de queso ricota.
50 gr. de queso de cabra.
350 ml. de agua.
Sal, al gusto
Cucharadita de jengibre.
Pimienta negra, al gusto.
Los pasos sólo son dos: asar la calabaza y luego, poner todos los ingredientes en un bol y batir. ¡Ya está!
El agua es a gusto de cada uno, es decir, si en casa os gusta espesa, con el agua que he puesto os quedará perfecta pero si la preferís más líquida, sólo es cuestión de añadir agua hasta que esté a vuestro gusto.
La mejor manera de asar la calabaza es partirla por la mitad, de extremo a extremo, y no de arriba a abajo. Ponerla en la bandeja de horno con papel de aluminio (ensucia bastante al hacerse) y hornearla a 200º durante aproximadamente 50 minutos.
Yo utilizo la opción de ventilador para que sea más homogéneo el calor, pero si no tenéis ventilador no pasa nada, sólo que tal vez necesite un poco más de tiempo.
La calabaza tiene que quedar muy horneada ya que de este modo le dará dulzor a la crema y os quedará ES PEC TA CU LAR. Si no, ¡ya me contaréis!
Otra opción es acompañar un buen bisquet de carne con un poco de esta crema… Según nuestros invitados es la combinación perfecta a la carne roja ¡Ya nos contarás!