No sé a vosotros pero a mí se me ha ido volando.
La pasada semana Lara terminó su primer curso completo de Educación infantil. El año pasado el Covid lo truncó todo, y aunque sigue ahí al acecho, hemos podido vivir un curso medio normal.
Esta semana ha comenzado sus clases de natación en la piscina del club. Debió empezar el pasado año, pero no pudo ser porque se suspendieron por la pandemia.
Aún así es increíble ver cómo los niños se adaptan a todas las adversidades y siempre tienen la mejor de las caras.
Yo no he podido acompañarla porque hasta ayer he trabajado con horario partido, pero a partir de esta tarde también yo estaré por allí, a ver si el sol de apiada un poco de mi piel y me quita el pálido oficina.
A decir verdad el pasado fin de semana ya estuvimos dándonos un chapuzón y algo de color hemos ganado.
La receta de hoy es ideal para el tiempo que nos acompaña.
Una cremita ácida y refrescante, que se prepara con muy poco esfuerzo, al estilo de una crema pastelera, pero en lugar de lácteos lleva cava y zumo natural de limón.
¿Receta de aprovechamiento? ¡Por supuesto!
Me conocéis y sabéis que si hay cava de por medio en mis recetas hay intenciones de aprovechamiento.
Y como sigo muy descolocada y apenas acabo con las rentas y los patrimonios comienzo con las liquidaciones trimestrales de impuestos últimamente estoy tirando mucho de recetas que tengo en borradores y tengo una ausencia total de planificación de postres de unas semanas a esta parte.
Tengo las esperanzas puestas en finales de julio y en regresar de mi parón estival con fuerzas renovadas, recetas "calentitas", cierta planificación lógica y sobre todo mucho tiempo para visitar vuestras cocinas y comentar como os merecéis.
El postre de hoy es una crema con un marcado sabor a limón y un gusto final a cava que lo hace ideal para los amantes de estos sabores.
Si alguno de los dos no es de tu agrado mejor que busques otro postre en el buscador del blog ¡será por ideas!
Lo bueno de esta crema, además de ser de aprovechamiento, es que es muy sencilla de preparar y que si se sigue el paso a paso ¡sale bien sí o sí!
Además hay que prepararla con antelación, al menos la mínima para que se enfríe a temperatura ambiente y poder meterla al menos una hora en el frigorífico para que entre la mar de bien.
E igual que te digo que es ideal para el verano es perfecta para cualquier comida de carácter festivo (y no quiero volver a hablar de las navidades que igual llegan por adelantado)
Así que espero que os animéis con ella si un día de estos cualquiera tenéis un resto de cava y no sabéis qué hacer con él.
¿Alguien se anima con uno de estos vasitos?
Ingredientes:
* 300 ml de cava
* 200 ml de zumo de limón
* 2 huevos
* 85 gramos de azúcar
* 30 gramos de harina de maíz
Elaboración:
1. En un bol mezclamos los huevos, la harina y el azúcar hasta obtener una pasta cremosa y sin grumos. Reservamos.
2. En un cazo ponemos al fuego el cava y el zumo de limón y retiramos cuando estén a punto de romper a hervir.
3. Vertemos poco a poco la mezcla que teníamos reservada a la vez que vamos batiendo para que el huevo no se cuaje.
4. Cuando la hayamos incorporado volvemos a poner el cazo al fuego y removemos con frecuencia hasta que espese (tardará pocos minutos) para evitar que se pegue.
5. Vertemos en los vasitos en los que vayamos a servir, dejamos enfriar, tapamos y guardamos en la nevera.
Como veis es una receta sin misterio alguno, ideal para novatos en la cocina y para sorprender y sorprenderse en el postre.
Va directa al reto 1+/-100 desperdicio cero de mi amiga Marisa. Una cosa es no tener tiempo y otra no acordarse de este maravilloso reto.
El sábado le ponen a mi marido la segunda dosis de la vacuna. El próximo jueves os cuento si hemos sobrevivido.
Y también la semana próxima le vamos a hacer a Lara unas pruebas para detectar posibles alergias alimentarias porque se ha quejado de picor de garganta con distintos alimentos y es una cosa muy seria como para obviarla. A esto casi le temo más que al pinchazo de su padre.
No a los resultados en sí, lo que tenga que ser será, sino al momento de la extracción de sangre.
Gracias de corazón por visitarme una semana más. ¡No merezco tanto cariño cuando os tengo tan abandonados!
Nos leemos el jueves próximo. Sed felices y manteneos sanos.
Manos a la masa y ¡bon appétit!