Y para que luzca mejor y no vaya solo por la vida, lo combinamos con un crumble de frutos rojos, que puede servirse templado en contraste con el helado.
Así que aprovechar este dos por uno y luciros en el próximo postre.
Ingredientes
Para el crumble de frutos rojos
100 g de harina de almendras
100 g de harina de repostería
100 g de mantequilla
100 g de azúcar
1 cucharadita de canela
una pizca de sal
300 g de frutos rojos variados (arándanos, frambuesas, moras)
50 g de azúcar 20 g de harina
Para el helado de appeltaart
1/3 de tarta appeltaart (receta aquí)
400 ml de nata (crema de leche)
4 yemas de huevo
50 g de azúcar invertido
Preparación
El crumble de frutos rojos
Cortar la mantequilla en dados pequeños y reservar en la nevera, tiene que estar bien fría.
Colocar en un procesador la almendra, la harina, el azúcar y la mantequilla junto con la canela y la sal. Mezclar bien estos ingredientes hasta que la masa tenga una textura arenosa. Retirar de la máquina y reservar en la nevera.
Precalentar el horno a 170º.
Mezclar los frutos rojos en un bol y mezclarlos con la harina y el azúcar.
Sacar la masa de la nevera y con un rallador grueso hacer pequeños trozos. Poner un poco en la base de los moldes que vayamos a utilizar, con estas cantidades nos ha dado para 6 raciones individuales. Colocar a continuación los frutos rojos y cubrir con el resto de la masa.
Hornearlos a 170º durante unos 40 minutos aproximadamente, vigilando que la masa dore pero no se queme. Retirar y dejar templar.
El helado de Appeltaart
Colocar la tarta de manzana, previamente desmenuzada, en el vaso de la batidora y triturar hasta conseguir una pasta lo más homogénea posible. Reservar algún trozo de la masa quebrada que la envuelve para añadir pequeños tropezones al helado.
En un cazo al fuego poner a calentar la nata (crema de leche) y el azúcar invertido. Llevar a ebullición y retirar.
Batir las yemas de huevo, verter sobre la nata (crema de leche) y batir ligeramente para que se mezclen bien todos los ingredientes.
Colocar, sobre una cazuela con agua al fuego, un bol y verter en él la crema. Cocer al baño maría unos minutos sin dejar de remover, para hacer una crema inglesa.
Añadir la pasta de la tarta de manzana y remover hasta que se homogeneice la mezcla.
Si podéis, controlar la temperatura de la crema, que no debe pasar de 85º (en ningún caso tiene que llegar a hervir, se corre el riesgo que se corte la crema). Sabremos que está lista introduciendo una cuchara de madera en la crema, sacándola y trazando un camino con el dedo, si éste se mantiene y no se desdibuja, tiene la consistencia deseada.
Retirar del baño maría y dejar enfriar. Cubrir con film plástico, en contacto con la crema, para evitar que se reseque. Guardar en la nevera hasta que enfríe completamente, ideal de un día para otro.
Con heladera
Sacar la crema de la nevera y añadir unas tres o cuatro cucharadas de trocitos de la masa quebrada que habíamos reservado y mezclar bien. Verterla en la heladera y proceder según las instrucciones de la máquina, hasta obtener una textura de crema helada. Colocar en un recipiente adecuado y conservar en el congelador hasta su consumo.
Sin heladera
El proceso es un poco más largo y entretenido pero igualmente efectivo: poner la crema una vez fría directamente en el congelador, pasadas 2-3 horas sacarla y triturar el semicongelado en la batidora para romper los cristales que se vayan formando. Volver a introducir la crema en el congelador. Repetir el proceso 3 veces. Conservar en el congelador hasta su consumo.
Servir el crumble de frutos rojos con una bola de helado de tarta de manzana.